- El cántabro SANZ VILLAR pinta como si fuéramos los últimos de este mundo, aunque retratándonos antes en familia para que en nuestra se cara se atisbase la premonición del momento final.
- Morfología de cuerpos y espacios que se derivan de una convicción tanto plástica como propia del hombre en vías de extinción en un mundo que ha dejado de servirse él por su notoria inutilidad y maldad.
- Hace gala de un rigor pictórico tan inclemente como un cuento agorero que se lee desde el final y que nos obliga a bailar con unas imágenes que también han sufrido una peste y por eso son tan elocuentes y también tan magníficas y arraigadas en la idiosincrasia de nuestro destino.
(Roa Bastos)