- Se ha dicho que no hay una teoría a priori del color. Que el artista debe hallar cada vez un color que corresponda a sus sensaciones. Y también a sus vivencias, a su capacidad para concebirlo en todas sus dimensiones y vicisitudes.
- Además de todo ello, el británico MAY, en sus obras, lo deja suspendido en el espacio para que así vaya conformando su propio relato, su amalgama de contrastes, de senderos, de filiaciones y entendimientos.
- Sus necesidades de expresión quedan impresas en esos firmamentos callados y soñadores que les dan cabida y contribuyen a que la interrelación sea más nítida, más luminosa, más cargada de huellas, evocaciones y emociones.
Viví como un loco.
Amé las cosas sin sentimentalismo alguno.
Nunca tuve un deseo que no pudiese realizar, porque
nunca me cegué.
(Fernando Pessoa)