- Faltaba incluir en este blog a este gran artista de la Nueva Objetividad, HOFER, en cuya obra queda patente el horror y la violencia, que no se ven, pero se perciben, porque sus personajes son la antesala de la muerte, son las horas agónicas, los tiempos en que la resurrección se ha desviado de su curso al tomarse vacaciones.
- No hay mejor objetividad que "el papel constante desempeñado por la propensión del ser humano a simbolizar su experiencia, y en particular el rol dinámico del símbolo estético a la hora de revelar la naturaleza humana y modificarla ulteriormente" (Lewis Mumford).
- Bien es verdad que en su pintura de sombras perfilando claridades, el hombre es algo que todavía no ha sido superado, tal como pretendía Nietzsche), sino una mera máscara derrotada, desolada y fatídica. No obstante, su creación quedará para siempre como una huella viva e inmutable de lo que no era nuestro destino sino nuestra condenación.
Si es que pudiéramos ver a la muerte algo sabríamos.
Algo nuestro ojo vería en el verde de los árboles,
en las plumas de las aves, en el corazón del viento,
en la montaña, en el río, y más allá en el fondo del alma.
(Carlos Bousoño)
- El puertorriqueño MARÍN, al transformar, visualizar y dar forma, daba expresión en sus obras a unas fuerzas colosales entre lo crucificado y lo telúrico, entre lo irreal, lo creyente, lo ficticio y la rupturas expresionistas de una concepción plástica muy latinoamericana.
- El ritmo interior de su pintura es la contemplación de unas criaturas alumbradas biológicamente por una luz que se apaga o que se enciende según se va extinguiendo la vida de esa realidad, que para él es la suma de un imaginario entre el cielo y la tierra.
- Su estampación, que se mece entre diversas latitudes, se traduce en fuerza y energía, en una creación -teoría al canto- que se gesta en el momento en que el espectador la contempla, con lo que se conserva siempre actual.
A vuestro cuerpo llamará la tumba.
Por eso triste veis la luna suave
y no hay ya luz para vosotros, ni albas,
ni céfiros, ni aves.
(Carlos Bousoño)
- Son obras que contienen sombras de unos orígenes olvidados que han tenido su historia y que no han perdido contacto con la percepción de una humanidad que camina bajo otros palios. No obstante, hay un significado relacionado con el sentido de cada una de ellas y que está en manos de quien las mira.
- Seguramente el peruano SABOGAL se diría que su hacer estético radica no sólo en una sólida base sensorial, en una configuración estilística que la identifica, en una visión que sale de habitar en unas catacumbas, sino también en una fuente de honda emoción y conocimiento.
- Aunque la experiencia de sí mismo, la confesión de sí mismo no es todavía verdadera creación (Goethe), en este caso la idea ha culminado en un cosmos gestado según el proceso va cubriendo las debidas fases de una transformación que ya es pura aleación, madura fantasmagoría de lo subconsciente, de lo antropocéntrico, de una plástica que conjuga ambos elementos hasta un logro visual que casi puede considerarse una encarnación mística y divinizada.
Estaremos por siempre solitarios.
Tristes por siempre y sin retorno.
También como a la tierra irá llenándonos
lenta desolación, sombra, despojo.
(Carlos Bousoño)
- Un autor, no recuerdo ahora quién, escribió que hay un surrealismo eterno, que se encuentra en Apuleyo, en los románticos alemanes o en todos los surrealistas contemporáneos propiamente dichos.
- Surrealismo que no va a extinguirse porque forma parte de nuestra condición humana y es la constante de una búsqueda, hasta de un estilo ya sea individual o colectivo. Y es que el espíritu lleva en sí mismo su propia morada y puede hacer un cielo del infierno y un infierno del cielo (Mary Shelley).
- La madrileña AMANDA, partiendo de esa premisa, configura, desde una espontaneidad imaginativa y vertiginosa, una conjugación de morfologías, espacios imposibles y unos valores cromáticos que acentúan convincentemente la panoplia de unos escenarios oníricos que gravitan, no como una pesadilla de monstruos en marcos de luz encendida, sino como una sucesión de destinos gozando de una libertad desenfrenada, continuamente transformándose para así exigir esa vida que frecuentemente queremos negarles. Pero la artista los ha rescatado y visualizado en aras de una memoria imprescriptible.
Porque has de ver tierras estériles
y muertos sin remedio ni esperanzas.
(Carlos Bousoño)
- Cuando contemplo obras de este calibre me dan ganas de llevar la contraria a Charles Morgan y convencerme de que el valor fundamental del arte consiste en ofrecer al hombre un espejo en el que pueda ver lo que ha sido, lo que está en trance de ser y, a partir de ahí, por un acto de imaginación creadora, considerarse como parte de la naturaleza y, quizá, reconocer en sí mismo un dios.
- Lo cierto y verdad es que en estas esculturas del español ROMANILLOS ya no están aquellos objetos de belleza que, paradójicamente, ofrecían un signo de lo efímero por su falsedad, esa "vanitas" que nos recuerda la caducidad y la muerte. Al contrario, esta chatarra, símbolo de nuestra era, destinada al anonimato, la desaparición o la tumba, por mor del mediador que ha sondeado en ella, que ha extraído su pureza, se percibe la nueva naturaleza en la que se ha transformado, hasta constituir su propia realidad y autorretrato sin necesitar ninguna máscara.
Bien es verdad que el autor ha partido de un pensamiento puramente abstracto, mas la consecución final es empírica, gracias a la observación y a un sistema de tanteo. Ha operado, parafraseando a Eliot, como un gran creador que es inconsciente cuando corresponde y consciente en el momento oportuno. Sensibilidad e intelecto estrechamente fusionados.
- Después, se hace preciso destacar su agudeza y perspicacia en intuir la potencialidad y hasta metafísica de ese material arrumbado, olvidado y roto. Como le proporciona un rostro y una cabeza que, siendo el reverso de la estatuaria clásica, encarna un dinamismo de instinto y razón, de saber y emoción, cual si fuese un ser similar al nuestro, con el que dialogar sobre el horror y lo imperecedero, porque ahí residirá la diferencia entre él y nosotros: la infinitud.
Tengo el dolor de muchos cuerpos
que la tierra pisaron con trastorno
y un día se tendieron para siempre
a escuchar a otros muertos, en reposo.
(Carlos Bousoño)
- En la obra de la artista china YANG se concentran los cinco elementos clave de la pintura: color, espacio, plasticidad, luz y movimiento. Pero en ello no radica su propuesta claramente poética, en el sentido de que una interiorización absoluta ha marcado la línea de expresión, sino en el hecho de que la liberación es instintiva y onírica.
- El espacio que conforma tiene densidad y entidad suficiente para enmarcar su propio sino, el que hace que la búsqueda de un pensamiento cromático siga a otro dentro de un flujo irresistible, una dinámica que adquiere visos de una naturaleza que continuamente se está transformando.
- Evidentemente es una realización visual inmaculada, que aporta una significación que no podemos decir que sea nueva -sus antecedentes no la merman en absoluto-, pero sí de una elocuencia y sensibilidad gratificantes, que emite fuertes convicciones sobre lo que debe ser un proceso creativo pleno, sutil, sintáctico y puro.
Vosotros, hombres, pesáis duros
sobre tierra con cuerpos inclementes,
con muertos cuerpos de materia ciega
donde empieza, total, la muerte.
(Carlos Bousoño)
- La hermana menor de ARCO y ART MADRID, JUSTMADRID, se defiende como puede y de acuerdo con los recursos que obtiene, que parece que son pocos y se quedan cortos. No obstante, nos ha acostumbrado a presentar y mostrar ciertas fascinaciones que quedarán grabadas en nuestra memoria.
- Cierto es que concibo la imaginación como la base indispensable del proceso artístico, pero no como un fin en sí mismo -opinión compartida por otros entendidos-, sino como desarrollo y creación de ese mundo único y vertiginoso, al que le proporciona su total sentido.
- Por esta razón, me han apasionado las instalaciones de la asturiana Alicia Jíménez, que sin mostrar al hombre físicamente lo desnuda en todo lo que concierne a su entorno visual y espiritual; los paisajes de soledad irreal, habitáculos de la luz y de un nuevo renacimiento cósmico del colombiano Guillermo Londoño.
- Y también las abstracciones liberadas y sensibles, sensoriales y emotivas de la cubana Aimée Joaristi, que revelan el resultado de una plasticidad armoniosa, cálida, sumisa a la lentitud de la esperanza; hasta llegar, por último, a la mención del portugués Martinho Costa, que en su pintura busca la transfiguración de la mirada del espectador dentro de esos escenarios que a su vez son la recreación de otros que simultáneamente percibimos.
- Quizás debería completar, añadir, ampliar la información, pero no por ello abarcaría innovadores recorridos, me quedaría siempre en la topografía de estas visiones, amparadas por una plenitud que ya está en pleno vuelo.
Ante ellos se sentaban los ancianos,
sabios guardianes de los pobres;
sed misericordiosos
o espantaréis al ángel de vuestra puerta.
(William Blake)