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10 de julio de 2012

THOMAS HIRSCHHORN (1957) / NO PUEDEN CABER MÁS

  •  Estamos ante la obra de un polimatérico, de un artista-obrero-soldado, tal como él se considera a sí mismo. Abarrota los espacios que se ajustan a sus fines, los convierte en olas de agitación, en emisarios que consuman denuncia y testimonio, que satirizan una sociedad -por muy posmoderna que sea y presuma- cansada, alienada, en crisis, y que es el objeto idóneo para ser el intérprete plástico de víctima.    
  •  Y aunque el artista no lo haya pretendido, su praxis es la de ejercer el papel de verdugo, el de ejecutar ficciones con sus instalaciones, que vayan directas a la transmisión de mensajes que ponen en cuestión los valores vigentes ambientales, culturales, políticos y sociales. De manera que en cierto modo llega a gozar de la organización y contextura de estos entramados, que si bien presumen de la contingencia de lo efímero, también confirman que el arte pasa por el infierno y de momento no le interesa alcanzar ningún paraíso.  
  •  Cuando el suizo HIRSCHHORN se mete en el núcleo duro de la realidad, es la ocasión de presenciar el desarrollo -no único ni original- de un tiempo de significación exclusivo que se consigue por la visión de armazones múltiples, polivalentes y polimorfos. Por tanto, varía de forma, no de sentido, hasta muda de naturaleza, pero no sin rechazar cualquier misterio que provenga de la doctrina posible, imposible o verdadera.   
  •  Por otro lado, el manifiesto, como así estará siempre programado, carece de aura y desdice la mística que algunos se empeñan en ver en el proyecto plástico. ¿De qué sirven las reliquias si ya no somos capaces de adorar? Lo importante, entonces, es que la actividad artística descubra mentiras y que éstas se sepan, y si se topa con verdades, mejor liberarlas para que corran vestidas, desnudas sería una indecencia. 
  •  Luz junto a lo infuso, luz con el daimon,
  • para descifrar la sangre y la noche de las empalizadas.
  • Las tiras de la piel ya están golpeadas,
  • y ahora, clavad la luz en la cruz de la Pasión.
(José Lezama Lima)

8 de julio de 2012

ALBERT BIRKLE (1900-1986) / EL QUE QUIERA QUE SIGA BAILANDO

  •  Una humanidad agotada de haber generado tanto horror, de vivir para destruir en aras de un viaje de camino único hacia la muerte. Una Alemania que ha tenido una primera mitad de siglo XX espantosa, como fiel reflejo del espanto es su pintura, que es realidad sin concesiones de la tragedia de una naturaleza a la que ya no le vale ni metafísicas ni ontologías, ni teosofías ni  imperativos categóricos, ni siquiera una materia que escasea y no alimenta.   
  •  Desde la opción de la parodia que permite la libertad en ciernes, el propio ambiente se convierte en obra, y tal como se aprecia en todo arte, no se puede prescindir de una confrontación con el imaginario de masas enfermas, hambrientas y depauperadas. 
 
  •  Si se habla de la importancia determinante de la relación directa con el espacio vivencial cotidiano y con la espacialidad urbana, la obra del alemán BIRKLE es una buena muestra de ello, porque incluye hasta lo que falta y aglutina hasta lo que fue historia del sufrimiento y del dolor.
  •  Al final, los espectadores, tal que exánimes, no visualizamos más de esta Nueva Objetividad, cuya plástica tan mortificante nos coloca en nuestro punto más crítico y falaz.  
  • Pero el fantasma masca sus designios
  • y regala un cabello, se desniega por la nuca;
  • abre en el matorral golpes de flautas
  • y graba en la flauta signos de preso bajo el agua.
(José Lezama Lima).

7 de julio de 2012

DANIEL LEZAMA (1968) / MI TALLER

  •  ¿Es el pariente pobre de Goya, de los muralistas, de Courbet y de un sinfín de referentes recreados, utilizados, convidados desde una óptica antropológica, indigenista, colonial, brutal, actualizada?   
  •  Verdad es que el mexicano LEZAMA no le pone ascos a la configuración de un mundo que fue tanto como está siendo -¿por eso no deja de resultarnos tan familiar?-, y que es un mestizaje de erotismo, violencia, cultura, muerte, marginación, cultos, superstición. Todo eso es México en la actualidad y él sabe horadar en ese fenómeno.   
  •  Con una configuración de destellos, claroscuros, planos, distintos personajes provenientes de distintos ambientes, bien identificados, con gradaciones cromáticas y tonalidades adaptadas a lo que es una trama casi carnavalesca, a la que se remiten una sucesión de procesos subliminales, atávicos y reales, la provocación iconoclasta tiene el riesgo para algunos de magnificarse, cuando de lo que se trata es de admirar la precisión representativa que busca la sublimación desde una perspectiva acogedora de sombras de locura, excitaciones y alucinaciones que han sentado bases legítimas y auténticas, tanto históricas como sociales.
  •  Lo bueno de este creador es que puede ser tachado de posmoderno o todo lo contrario, o simplemente de nada, por ser un "rara avis" que está presente para construir una obra con la que sodomiza la tradición, le reza a santa Teresa y le pone un cirio a san Juan de Patmos.
  •  Y metiéndonos de pleno ya en ello, podemos citar al onagro de enanos de quiebrahacha, eneldos que escuecen salmuera a pescuezos, el zurrón que cobra los turnos a timbres bajantes o Fátima, la caballista, que entra a por las carteras con tijeras barbadas y polvos cegatos para inducir al estornudo que rompe el éxtasis.   
  • La carta aquella del diablo,
  • sin leer quedó en llamas,
  • salvándose el llamado Pablo,
  • buscón, bacinilla, perro de aguas.
(José Lezama Lima).

4 de julio de 2012

CARLO MENSE (1886-1965) / NO CREAN QUE ME HE IDO TAN RÁPIDO

  •  ¿Por qué considero en este momento estas obras tan contemporáneas, tan cercanas a nuestros parámetros visuales de hoy? No resultan extrañas ni exóticas, ajenas al acontecer vivo del día a día, sino acordes con las pantallas, paneles y soportes en los que se exhiben los símbolos de una filosofía de viva actuante conforme a su plagiada estética.     
  •  Cierto que los personajes del alemán MENSE pertenecen a otra realidad histórica y artística, pero también es inequívoca su proyección y desplazamiento por encima de su época. La Nueva Objetividad, de la que participa, es un eje sobre el que todavía giran imaginarios plásticos dispuestos a no abandonar sin una aportación que ahora estiman inédita y que incorporan con vistas a formar parte de una historicidad que no cesa.   
  •  Que pueda señalarse que uno de los rasgos fundamentales del arte contemporáneo es precisamente la de hacer quebrar campos mediáticos ya codificados, no descarta que esa extensión a nuevos espacios retome lo ilimitado que ya se percibía en las realizaciones previas, cuya continuidad era posible por su carácter explorador y su mutabilidad asegurada. 
  •  Además, la ruptura no es tanta como se asegura, nunca ha llegado a ser definitiva, tal y como puede apreciarse en alguno de estos retratos, que conservan la fuerza pictórica tanto del pasado como del presente.  
  • Deja que los opresores
  • osen faccioso llamarte,
  • que el odio de los perversos
  • da a la virtud más realce.
(José María Heredia).

3 de julio de 2012

PERE LLOBERA (1970) / NUNCA TENGO UN DÍA NORMAL

  •  El catalán LLOBERA tiene en la pintura tosca, ruda, desbordada, configurada a trallazos, el sentido de la hipérbole de nuestro tiempo, bajo la cual los personajes son factores visuales de locura, agitación y caos. Es como si una apuesta sobre el grado al que llevar su creatividad, le forzase a desencadenar estos parajes interiores de vida desmedida.  
  •  Tal desastre, enmarcado en un cromatismo sucio, cargado, viscoso, sombrío, no quiere marcar distancias entre su visión y la del espectador. El apelotonamiento en los lugares donde discurre la acción gravita sobre el hecho de aquél al que no vemos por tenerlo tan cerca, al que no percibimos hasta estar dentro. 
  •  Por lo tanto, configurar tales y supuestas imposturas retoma hoy una puesta a punto de lo que califica a la plástica a través de senderos adyacentes y peligrosos porque marcan con formas y organizaciones letales entendimientos doctrinarios, incluso los preceptos de misales que aunque ya no son letanías tienen todavía mucho de orientaciones conciliares. 
  •  Y así, conforme vamos verificando el sello de esta representación que no cede espacios a una meditación que no sea de principios y panfletos, comprobamos que estamos dentro de la concepción posmoderna -si me la acabo de inventar tampoco pasa nada- de un realismo que se sostiene en firme pero frágil equilibrio de una puerta, dándonos la espalda para que no creamos que está rindiendo honores al estilo de lo que ya no tiene ni enmienda.
  • El canon del mortero te mancha la nariz, la sección
  • aúrea se presenta como el estofado de una Baviera
  • de juguete. El ojo no tiene por qué parecerse al sol.
  • ¡Jehová del sargazo un cometa para estas bravuconerías!
(José Lezama Lima).

2 de julio de 2012

ANA ALBERTINA DELGADO (1963) /

  •  La condición de las imágenes, por una parte, desentraña una aspiración subliminal a la totalidad, un enfoque sobre tradición, historia, biografía, vida y cultura. Por otra parte, individualmente, es una marcada sombra de la concepción creadora del artista, el producto de una fuente que no deja de manar conforme a experiencias existenciales y ontológicas.  
  •  Para la cubana ALBERTINA el nexo de su pintura es el conocimiento de sí misma insertada en un cruce de caminos en una isla en la que hay que desenterrar tantos enigmas pasados y presentes, como vivencias diarias que pueden ser metamorfosis de superficie y conjuras de futuro. Ella acomete tal empresa cargada de un pathos pictórico que concilia en secreto muerte, resurrección, mito, rito, alegoría y ficción. 
  •  El color, tan caribeño, es la pulsación que expresa, consigna, transforma y formula, en definitiva, es el urdidor múltiple del significado, el que tienta la la línea y el contorno, el que sublima la forma, la lengua que se explaya en una ofrenda de diálogo perdsistente.   
  •  La figuración y lo biomórfico pactan sus distintas fronteras, a la que los espacios les prestan el laberinto de su intrspección misteriosa. Y desde esa posición la categoría plástica de la obra asimila esa confusión con la que quiere esconder la duda de su revelación como una epifanía necesitada de espíritu y comunicación.
  • La sangre lamida por un perro mudo
  • sigue su historia como el humo.
(José Lezama Lima).

30 de junio de 2012

LUIS FELIPE NOÉ (1933) / ¿ME HAN ENCONTRADO?

  •  Toda certeza está en los sueños, escribía Edgar Allan Poe, y el argetino NOÉ, miembro de la Nueva Figuración argentina, a través de su obra, lo refrenda, pues toda ella es de una perfecta coherencia estilística: una visible homogeneidad formal de la construcción de la imagen.  
  •  Ciñéndonos a Konrad Fiedler nos haríamos la siguiente pregunta:
  • ¿Cómo comprobar que cada nueva obra causa una impresión de mayor seguridad y mayor conciencia?
  • Lo importante, añade, es el solo hecho de que no se pierda por completo la relación natural del mundo puesta de manifiesto en la genuina actividad artística.
  •  Por lo tanto, ha de haber una continua referencia a una contextualidad y unos modos de comunicación visual del tiempo y del área cultural y social dentro de la que actúa, es decir, del imaginario colectivo local.
  •  En conclusión, es un cojunto organizado y enfocado a la construcción de una pataforma plástica que engloba un marco de encuentros visionarios y simbólicos, geográficos y telúricos, de esencias y presencias, de mitos y quimeras. Una lección pictórica, en definitiva, que nos resume y vivifica. 
  • Mientras la lluvia contaba sus cabellos
  • y la sombrilla como un marisco buscaba la resaca lunar,
  • mirábamos el salón vacío, donde un polvo de cenefas
  • rodaba con las mortecinas tazas en un fregadero
  • hablador, que sumerge las interjecciones en la boca del diablo.
(José Lezama Lima).

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