- Ante una obra de arte cabe la opción de acentuar uno entre el conjunto de factores que la conforman: el expresionista, el visionario, el transgresor, el normativo, etc. Pero en el caso de los dibujos de la norteamericana LIPTON, que durante años copió interminablemente a Memling, Van Eyck, Goya y Rembrandt, solamente cabe un yo sumido en el abismo tanático y tétrico.
- Transgrede lo que haya que transgredir, es un proceso que ha llegado a esa conclusión, a esa representación de una parcela oscura, aterrorizadora, que nos visita en medio del sueño, nos da un beso y nos musita un nos veremos más adelante.
- No hay una voluntad de enigma ni es arte abstracto, mas no importa, igualmente le es de aplicación las palabra de Donald Kuspit en relación a que el arte moderno quiere ser oscuro, no es meramente un texto difícil a la espera de ser entrevistado, sino que persigue la ininterpretabilidad en y por sí misma. Pues, como señala Natividad Corral, si se mira sabiendo, ya no se ve nada.
- Si algo queda claro, no obstante, es que la creación es un lugar de experiencia para quien la hace y la sabe mirar. Y es, más allá, una presencia real. Quizás algunos sostengan que en este caso es demasiado real, que hay una deriva morbosa y ostentosa, incluso irónica, rayando en la parodia. Pues puede que haya algo de verdad, lo que no es óbice para apreciar una configuración portentosa y única, y que aún hoy, curados de espantos, nos impacta por su penetración y virtuosismo.
- Vi lo que no vi
- pero ¿el ojo?
- Precisó.