- Decía Schopenhauer que las cabezas de la gente son un escenario demasiado miserable como para que la verdadera felicidad pudiera tener allí su sitio. COBRA tomó nota de ello aun sin saberlo.
- Y JACOBSEN, uno de sus más conspicuos representantes, operó con esta emoción, trazando con ese caótico y cruel cromatismo su contribución en la amalgama de los encierros en una sola jaula.
- No renuncia a la falsa geometría de sus predecesores, un tanto porque la usa como cebo, y otro porque le sirve para destrozar arpegios y formas que salgan de un vómito desaprendido y vuelto a aprehender. Alguien dijo que todo artista es, en mayor o menor medida, autobiográfico. Este parece serlo de él y de los que lo miramos su obra sin pretender reconocernos.
- Y queda en ese último cuadro, colaboración con ASGER-JORN, la manifiesta contraposición entre dos posiciones que no se soportan, puesto que lo que hay de idílico en una, en la otra es el fruto de un cuerpo que tiene la ferocidad necesaria para devorar e infundir una plástica que se postula como liberación única del hombre castrado por el pecado original del vacío interior y el hastío.
- Navega el ídolo y no se cierra,
- flor especial en noche eterna crece,
- cerca al rocío, ángel de la tierra.
- (José Lezaman Lima).
- Nos volvemos a encontrar las tesis -o antítesis si jugamos a las paradojas de lo que cada cosa es o significa- dadaístas o neodadaístas -repertorio de etiquetas que siempre llevamos puestas como prendas de vestir a la última- de que la vida es arte o de que para buscar la vida hay que tropezarse con el arte.
- ¿Qué es lo que hace el norteamericano SCHARF? Tratar de que el transeunte no transite sin las oportunas vivencias estéticas acompañantes, de que haya una percepción en su entorno urbano de unas sensaciones visuales determinadas, de que lo que cuente y se cuente sea algo más que la derrota gris y sucia de lo que le rodea y no le abandona.
- Esta integración de elementos del cómic, del tebeo, tratados pictóricamente -y con más señuelos que las banalidades más cargantes del pop- añaden una nueva dimensión a la rutina cotidiana del ir, venir, andar, deambular y pararse. Y no ver, ni siquiera mirar.
- Aunque son duendes que se regodean de su carencia humana (¡ni falta que les hace!), también son personajes capaces de lanzarnos mensajes que nos ayudan a tener más que una visión plástica, a no despreciar su configuración, tan bien trenzada y constituida, a dar fuerza y regocijo a la mirada, que queda fijada en el interior de sus fauces.
- La cita diaria de Felipe, Humberto y mía en El Malecón se ve hoy sorprendida -¡cómo no!- por la aparición de "Xuan de la Borrina" con su mujer barbuda y su perra. Inmediatamente la niebla ha desaparecido gracias a él y con el ron que le dimos le agradecimos el don.
- Dramaturgia, comedia y farsa de personajes en brillantes coloridos, pues el cromatismo holgado es la expresión de un sueño que pinta y que quiere abarcarlo todo. Pensando en el color aprendes a imaginarlo.
- El afroamericano estadounidense COLESCOTT estuvo en el cielo y no le gustó por ser demasiado blanco -muchas trampas que encubren una aparente neutralidad-. Bajó al paraíso y ahí ensayó con gradaciones dulces y gamas rubicundas y verdosas. Tampoco le convenció, por lo que, entonces, descendió al infierno. Ya pudo, por fin, utilizar la pigmentación negra, los complementarios, los fríos, los cálidos, y con ellos la figuración se extrema tanto como se aposenta. Ya es un sitio para estar en la eternidad y no aburrirse.
- Todo es impuro, el juego de la historia cambiado porque los ases de siempre no valen, los cráneos sí, el baile también, y las manos cortadas. Y se acabaron las liturgias, los falsos credos, que únicamente queden los castigos lúdicos y bien recibidos, el mestizaje por las buenas o por las malas y la música para despedir a los muertos.
- Se trata de arbitrar, y arbitrado está, un caleidoscopio blasfemos, insolente, pletórico de ironía y vida, que rastrea las huellas de unos destinos urdidos en la verdad pero magníficamente retratados en la impostura de la mentira más verídica. Confiar en que esta conga seriada sea además cronista no está de más ni de menos. Ni tampoco el que el mensaje se haya quitado la cofia y sirva el almuerzo en clave gráfica.
- El Malecón nos reprende de malos modos siempre que puede. Hartos ya de estas regañinas, Felipe, Humberto y yo, en la siguiente ocasión de tener que aguantar la bronca, le contestamos como la madre a su hijo "Xinxinos":
- ¡Vete ya y déjala en los cuernos de la luna!
- Cada día que pasa encerrado no deja de hacerse preguntas. El qué de la inteligencia, el cuándo de la angustia, el cómo de la incertidumbre, el quién del conocimiento. Hay hechos que un artista de gran sensibilidad como el cubano BEJARANO no es posible que cometa, es un desatino el solo pensarlo y concebirlo.
- Ya desde el budismo se decía que el arte es una vía propiciadora de la trascendencia y transformación espirituales. Por eso, no podemos mirar, sin tenerlo presente, sus obras, evocar sus barcas y pescadores, sus personajes, en esa niebla de soledad, que es también la suya y su verdadera conciencia del acto pictórico.
- Jinete y caballo se sostienen al hilo de un numen que transfiere al espectador toda la idea de ínsula en este momento crucial, y cuya inimitable autenticidad le penetra hasta el fondo. El simulacro ya no es considerado una mera invención sino una remisión al original, que si está falseado se autentifica y se le saca de la pila del bautismo.
- Cuando contemplamos estas escenas tenemos cerca lo que señalaba André Maulraux respecto a que "toda civilización está signada, visible o invisiblemente, por lo que piensa de la muerte. La verdad de la muerte, dominio inverificable, no puede ser más que el objeto de una revelación". Por eso, la plástica de este artista es premonitoria, la muerte está en la reflexión última que la contiene, esa que se refleja en lo extático en ese mar que hace de tumba y reposo.
- Llega un "Malino" (habla alemán o eslavo o sabe Dios qué) de las huestes del Malecón, de inspección. El primero al que le pregunta el nombre es a mí. Se lo digo. Tú, me contesta airado, "terro-rissta". Humberto, insensato él, da un paso al frente y alza un dedo admonitorio: no se dice "terro-rissta", sino "tu-ris-ta". Nos mira a los tres indignado y antes de irse exclama con desprecio: "todos vosotros turistas, todos". Ni siquiera con el ron se nos pasó el susto.
- El escocés CONROY está en Madrid, en la galería Marlborogh, para rasgar los engaños de la rutina y conversar sobre la introspección perdida, la que deberíamos sostener con nuestros monólogos de esquinas en crisis, de aceras en ruina y mala vida.
- André Maulraux reseñaba que conocer a un hombre significa, hoy, conocer sobre todo a lo que hay en él de irracional, lo que él mismo no domina, lo que suprimiría de la imagen que se hace de sí mismo. Pero yo no lo haría pues ahí radica el fondo del arte, el que revela y hace visible, el que manifiesta y descubre, el que evidencia y declara, el que, en definitiva, confiesa y desvela.
- Esos hombres, solamente hombres, son nuestros alter en virtud de la ley de interdependencia: todo umbral -casi inexistente en su fría geometría- y todo objeto o sujeto se interpenetran, juntos y separados a la vez. Su armonía es soledad, completa soledad. Eso es lo que se esconde detrás de cada rostro, en cada una de sus manchas, que expresa la larga lengua de la duda metafísica.
- Hasta su ropaje semeja la realidad de una eterna mortaja, al vestirla cree poder liberar a la conciencia de sus atavismos y de sus contracciones traumáticas. Craso error, pues el artista lo deja colgando de un sino que no se despejará hasta la muerte. Y así esta obra se carga de tonos fríos, negros, sombríos, sin ayudas y sin encantos. El hombre, marcadamente hombre, ante sí mismo, ante su propia condición frágil, desamparada, retraída y meditabunda.
- La resistencia de ese cuerpo se escolta
- de un silencio opulento como un manto olvidado.
- Comprendiendo su fin se abandona al ocaso,
- y cuando cae lava en el agua confusa,
- la pesadez de sus fragmentos que se hunden gimiendo.
- (José Lezama Lima).
- Se vive la epifanía de los caminos individuales, y cuando estamos lejos del origen de nuestro ser hablamos de sombras secas en las que hay luz, luz que es mundo de las diferencias, pero en la oscuridad reina la identidad.
- Y el cubano Rivera, magistral registrador de secretos y misterios en su ínsula de mixturas e imaginarios inverosímiles, va a lo que va, a lo que siempre es simbólico y hasta sustitutivo. Como dice Montoto, tiempo y espacio son ficciones del pensamiento, por eso los comprimimos, los detenemos o los aceleramos
- Sus pinturas se adensan sobre su mismo enigma, no sabemos si su raíz está señalada en lejanos hitos históricos de la cultura y del arte, parece probable y posible y hasta insoslayable, además de producirse y ofrendarse en el territorio que le es propio, el que divisa desde su cercano fluir -mar por medio- que se le hace remoto y más remoto cuando se remonta más atrás en pos de una significación que conlleve un cruce entre plástica y remembranza.
- La configuración de este microcosmos denota el cómo, el cuándo, el para qué y el quién. La razón se cubre de un tapiz más amplio, hermoso en la figuración que se superpone, en los signos que en pequeños cubículos expresan la cosmovisión de un pensamiento regido desde lo ancestral o un paisaje que parece perenne porque lo representado es un simulacro de lo que se representa sin presentarlo. Hay una huella que no cesa de enriquecerse si el don genera el alumbramiento, que es la senda de lo poético.
- Convengamos que en el caso de este artista le son de aplicación las palabras de Vargas Llosa:
- "Sólo las ficciones fracasadas reproducen lo real; las logradas lo aniquilan y transfiguran".
- Felipe Alarcón se acoda en su rincón del Malecón, Humberto Viñas y yo le acompañamos para beber ese ron de homenaje a este viejo fabulador.
- Rufo Caballero escribía que en la pintura de la cubana ROCÍO hay dos sujetos promordiales: la violencia sentimental del mundo femenino, y la salacidad homoerótica que la aurora observa en el universo falocéntrico.
- Efectivamente, podemos conjugar un vocabulario lleno de ferocidad, crueldad, tormento, dolor, ensañamiento, hasta profanación y violación. Pero también podemos visualizar una mascarada narrativa, afín al cómic, a las viñetas o historietas, que entre todas suman unas semblanzas biográficas que ponen los roles en su lugar, previo descrédito.
- La obra, en su conjunto, es un mundo de lo oculto que se coloca al revés, que se nos concede, aunque su fin es apelar a ello, mirar porque es la única forma de entrar dentro, lo cual no sabemos si es lo que más nos conviene, pues como espectadores tenemos una lucha interna entre lo que creemos que es y lo que realmente es. Preferimos enmascararnos como acto de hipocresía salvadora, así confluimos mejor y más en lo descarnado.
- Pero no salimos de un despiste que tiene mucho del momento concreto y sus circunstancias o de la interpretación que se quiere alegórica, social, política y psicológica. No es un tratado de ética, ni pienso que quiera serlo, es la vía plástica de acometimiento de una presión que se vive como coacción, que va de desquites, comprensiblemente los hay, mas támbién de vindicaciones visionarias que son como puertas abiertas en cuartos y celdas cerradas.
- Hoy no salimos al Malecón Felipe, Humberto y yo. Andan sueltos "Los LLobos Meigos" que de tanta abstinencia como han pasado en los campos de oriente no disciernen entre géneros a la hora de atacar.