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5 de marzo de 2009

RICHARD LINDNER / ¿REFERENCIAS NECESARIAS?


Clive Bell nos habla de la "forma significante" como requisito para la consideración de la obra de arte, cuya naturaleza brota de atributos puramente formales: la línea, el color, el espacio pictórico y la textura.


John Berger afirma que el arte es un proceso por el cual es necesario ver las obras de arte liberadas de toda la mística que las rodea en cuanto objeto de propiedad. Sólo así se hace posible verlas como testimonios del proceso de su propia ejecución y no como productos; verlas en términos de acción y no de logro acabado. Asimismo, plantea que la pintura al óleo está particularmente indicada para la representación de la propiedad privada.


Pierre Bourdieu considera que hay una mirada inocente atribuida a los trabajadores y campesinos y una actitud estética propia de la alta burguesía.


Siempre nos encontramos que estas referencias conservan aspectos que pueden orientarnos en el mundo del arte pero no son decisivas para nuestras determinaciones en el orden plástico o estético, al que afronto desde una perspectiva de la intuición, de la emoción, de la educación y la contextualización de la mirada.


Y como ejemplo, esta obra del alemán Richard Lindner, internado durante diez años en un campo de concentración nazi, que incorpora elementos renovadores de una iconografía que postula la impostura de la sofisticación cuando nos devuelve nuestra mirada en el espejo.

JOAO DO CARMO / DESCIFRAR

Ante estas dos obras del artista portugués Joao Do Carmo podría decir lo que afirmaba Jean Baudrillard: "el mejor discurso sobre un cuadro sería un discurso en el que no hay nada que decir, que sería equivalente a un cuadro en el que no hay nada que ver".

Pero yo no sufro de esa desilusión radical de la que habla, al contrario padezco la adicción del que sigue queriendo ver.


Y así, ante dos trabajos de este pintor, uno de los cuales está afortunadamente en mi poder, te queda en la mirada otra dimensión y emoción con la que encarar el imaginario visual.


Pues estamos ante el desarrollo de una pintura de máscaras, seres deformes, apariencias antropomórficas, en las que se advierte una percepción del dominio, del poder, de una antinomia cruel de lo humano y su arquetipo, de la brutalidad de nuestro propio sufrimiento.


El vigor y reciedumbre de las formas no admiten pérdida, y las gamas cromáticas que las fijan y definen lo hacen con la sumisión de lo que converge en una misión irredenta e iconográfica como la que él está construyendo.


Hoy veo a mi amigo y pintor Humberto Viñas leyendo en el malecón. Me cuenta que es una imposición de éste a la que no ha podido escabullirse. Se trata de un libro que es una apología sobre las virtudes que adornan a este dios de piedra, entre ellas la de ser un héroe romántico forzado a cometer el mal, por nostalgia de un bien imposible (Albert Camus). El autor es anónimo y posiblemente pagado con la salida al exilio.

4 de marzo de 2009

MARTÍN PÉREZ IRUSTA / LO VISUAL


Decía Rudolf Arnheim que el lenguaje y las imágenes son modelos equivalentes en la actividad que llamamos pensamiento, lo cual sugiere que las personas pensamos "visualmente".


Por lo tanto, cuando contemplamos esta obra del joven artista argentino Martín Pérez Irusta es el momento en que la reflexión, a partir de nuestro propio bagaje cultural, toma parte activa en desentrañarla, si bien considero que se produce pasado el instante inicial en que fugazmente se da la aceptación o el rechazo. O un simple ensimismamiento dubitativo.


Es cierto que los cuadros incorporan elementos de significación muy saturados, densos y complejos, que exigen ese esfuerzo de cavilación visual, pero también es obvio que ese potencial de posibilidades no son estrictamente necesarias para su comprensión nuclear. Ni siquiera lo pretenden.


En este caso concreto, esta obra tiene unas connotaciones plásticas que dejan abierto el planteamiento sobre su culminación, lo cual la hace más fértil en los confines de nuestra introspección, sin que ello constituya un juicio de valor sobre la misma, que en última instancia depende de la singularidad de cada espectador.


Gracias a los duendes insomnes caribeños, el malecón ha tomado un giro inesperado. Recibe sembrado de flores a sus habitantes de la noche, les permite promesas eternas, gritos de libertad y les bautiza con el ron negro que oculta en su cripta. Pero calla la proximidad del amanecer sombrío que les espera.

2 de marzo de 2009

MANUEL VIOLA / ABSTRACCIÓN Y MUNDO


Paul Klee nos dejó en su diario las siguientes anotaciones:


"Cuanto más espantoso es el mundo (como hoy, precisamente) tanto más abstracto el arte.....Abandonemos estas zonas del más acá para construir por encima de ello un más allá en el que todo pueda ser afirmación. Abstracción".


Es decir, la abstracción es una interioridad que se manifiesta con un nuevo espíritu, aquél que ha de levantar un mundo sobre otros principios estéticos y plásticos.


Y Manuel Viola, parece que haciéndose eco de ello, recoge en su obra el fuego y el estallido de ese espíritu recobrado, a través del cual, liberándolos, permite que se desparramen en vuelos fugaces, que deletreen vientos ignífugos, que tracen una tesis de como plasmar la reivindicación de una lengua que tiene un pincel que fermenta impensables oasis de armonía.


Eduardo Subirats dice que "la abstracción hunde sus raíces en el suelo de la destrucción, de la cual pretende evadirse como su contrario, como el portavoz excelso de una nueva positividad". En ese caso, este artista sería uno de sus paradigmas.


Mi amigo y pintor Humberto Viñas lleva a unos clientes libaneses al malecón y ya en él les pregunta si quieren sueño o realidad en las obras que le han encargado. Ellos le contestaron que ni uno ni lo otro, únicamente deseaban un mar antillano que no contuviese restos de odio ni de sangre.


26 de febrero de 2009

ADRIANA VAREJAO / CABEZAS


Cabezas, un pie, una mano, un torso, colgados de unos hierros de carnicería, como si fuesen un muestrario de venta; y esta chacinería, con sus zócalos blancos, vírgenes, algo manchados de rojo, compone una orla ensangrentada de despojos humanos.


Adriana Varejao, artista brasileña, a través de esta visión cruel e implacable, reivindica la señas de identidad de un pueblo, de una nación y hasta de un continente, castigados por una interminable tragedia.


Lo hace sin eufemismos, extrayendo sus recursos de una estética del sufrimiento y de un tiempo cargado de dolor, muerte y violencia. También de injusticia.


Y lo sintetiza en la fisonomía plástica de una acción atroz que integra y expone como una escena cotidiana que aparece ante nuestros ojos con la naturalidad de la vida rutinaria del día a día.


Al amanecer el malecón se vacía de criaturas que ya han agotado el destino de la noche, ínfimo y salobre, con la esperanza de la nocturnidad siguiente en la que desear lo que ya se fue o todavía no ha llegado. Pues ése es el ron oscuro que queda por beber.

25 de febrero de 2009

ORLANDO BOFFILL HERNÁNDEZ


Recupero a mi amigo y pintor cubano Orlando Boffill Hernández porque además de que siento una gran predilección por la plástica cubana y sus a menudo sufridos creadores, él es un gran exorcista para mis propios demonios.


De este artista ya he tenido ocasión de hacer una reflexión sobre su trabajo y ahora continúo dado el alcance del mismo, que no está lejos de darse a conocer en una muestra personal en Alemania.


Orlando consigue que a través de la fascinación de una pintura lúdica, rigurosamente lineal y geométrica, veamos una vestidura de signos y significaciones que se enraizan en una problemática de orden cerrado, cual si fuese una jaula en la que se encerrase un cierto aliento o un determinado hálito de vida: el que esos anónimos personajes representan.


Todos los elementos del lienzo están aprisionados y por eso mismo su inmovilidad les obliga a estar ensimismados e inmóviles, obligando al espectador a penetrar en esa trampa que mediante la armonización y planos cromáticos se le está tendiendo.


Por lo tanto, pintura figurativa y geométrica pero tan formidable como un relieve egipcio, que aparentemente está simplificada, esqueletizada, pero cada línea, forma y color se fusionan y descubren una esfera de símbolos que le proporcionan el pathos que necesita.


Y sin duda, hay magnetismo, sabiduría escénica y fibra pictórica en un imaginario que espero que nunca deje de conmovernos y sorprendernos.


Orlando Boffill, Humberto Viñas y yo nos reunimos en el malecón para intercambiar formas y después reunirlas. Fueron tan diferentes y nosotros tan incapaces que decidimos que fuesen ellas las que dictasen sus contornos, sus sombras y sus luces. Al final las tuvimos que destruir porque en el arte de pintar nunca podríamos igualarlas. Y seguimos bebiendo ron y admirando mulatas de piel rosada en el rostro y negra en el vientre.

24 de febrero de 2009

GEORGIA O´KEEFFE


Escribía Enrique Wölfflin que "hay en la forma una virtud de despertar la visión y obligarla a que abarque de una vez lo múltiple, no pudiendo apenas librarse de esa virtud el espectador más remiso. Merced a ello se sentirá repentinamente más animado y como convertido en otro sujeto".


Y ello es cierto casi siempre cuando nos situamos ante una obra como ésta de la artista estadounidense Georgia O´keeffe, cuyas obsesiones eran mudar en magia de vida las flores y el desierto.


Para ello desangró la pureza hasta la última gota, transformó el pigmento hasta que fuese un instrumento dócil de ellos, tal que símbolos, y fuesen los que impusiesen al mismo su catarsis.


Y así esta pintora recobró de estos elementos una plástica poética que se agarra a la tierra yerma por descubrir, al espíritu que la gobierna y a la evocación que nos convierte en observadores con una nueva mirada.


Ella ya nos ha dejado pero nos ha quedado su mensaje para que nuestros ojos vean más allá de ese desierto de huesos y fósiles.


Mi amigo y pintor Humberto Viñas se aparece y desaparece, se encierra y se desencierra, vive y malvive, pinta y despinta, maleconea y desmaleconea. ¿Existe y no existe? Ni los dioses yorubas lo saben.

UMBRALES INCIERTOS