9 de enero de 2024

GUSTAVO ACEVES (1957) / SON MIS MORIBUNDOS

La pintura puede ser, y de hecho lo es, una cosa concreta y trágica que sirve de materia para el advenimiento de otro ser, es decir, para un devenir al ser de algo que, al principio del proceso, no era.  



La obra del mejicano ACEVES es un doble advenimiento: por una parte el cuerpo humano con su sangre que ya estaba ahí, por otro el que plásticamente lo hace surgir del primero.

Pero la carne con su sangre que los cubre es distinta, está hecha con la densidad de color y tonalidad de unos rigores y vivencias que han desgarrado con su crudeza la misma. 

 

Destrucción. La emboscada, los disparos, la sangre. Los cuervos heridos bañados por la luz de los relámpagos.

La noche sin fin.

(Leopoldo María Panero) 

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