- ARCO se percibe de una forma, ART MADRID de otra distinta, pero así y todo gran parte de esta última podría estar en la primera, incluso podría sustituirla, sin que ocurriese otra cosa más que una ampliación positiva de la coreografía visual, tan necesaria en estos tiempos tan romos.
- Bien es cierto que en ART MADRID los históricos están muy presentes, que sus códigos todavía iluminan la escena contemporánea y nutren en cierta medida los avatares artísticos actuales. Pero es que toman como eje el que toda obra de arte, según Gerard Vilar, en tanto que medio de comunicación simbólica, ha de plantear una pretensión de reconocimiento a un público sin el cual estaría muerta o congelada.
- Y también es patente que el relativismo impera por doquier y, en el mejor de los casos, el dinero y el poder controlan y deciden en última instancia. No obstante, un acontecimiento de este tenor todavía deja espacios para que los espectadores puedan vivir un mundo del arte que hace posible una transfiguración en la órbita de la mirada y del pensamiento, un diálogo fundamental entre cada obra y sus receptores.
El capricho libre de un estilo por destino.
(Fernando Pessoa)
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