- ¿Es que acaso no se ve que la pintura, decía Jean Bazaine, ha de volver a encontrar su encarnación, es decir, realizar nuevamente esa penetración, esa gran estructura común, esa semejanza profunda del hombre y del mundo, sin la cual no hay forma viviente?
- El nicaragüense MORALES, considerado en su día el mejor pintor americano, sí la ha encontrado y la ha definido con una pasión infatigable. En todas sus temáticas late un profundo saber y un espíritu plástico que formula la clave inefable de un lenguaje clarividente.
- Es como si su obra fuera fruto de una predestinación que hubiese obtenido la gracia del encuentro entre el mundo y la forma, entre la naturaleza y su expresión íntima, entre lo humano y su destino inalcanzable. Una fuerza insospechada subyace en esta imaginería de configuraciones inapelables.
La púrpura doliente del espacio,
te llamé, con la luz de mi quimera,
sin saber que llorabas mi silencio.
(Héctor M. Rivera)
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