- Faltaba el alemán HOERLE en este muestrario del arte que llevo a cabo. Quizá lo más sorprendente de su obra es su actualidad, nos nos produciría sorpresa verla ahora en paredes, en tapias, en salas, en galerías, porque sigue siendo esa realidad maquinista, tecnocrática, la que nos hace quedar perplejos, o airados, o multiplicarnos algunos hasta convertinos en medios ufanos. Somos sus víctimas, auténticas víctimas, igual que lo éramos en la Nueva Objetividad.
- Su gama cromática todavía hace más énfasis en ese encuentro con el ahora, en ese estilo en la forma que nos remite a nuestra mirada en todas sus dimensiones, que nos identifica como esos seres que tiene el destino pegado al culo de un devenir al que le falta luz, le sobran esquinas, lo constituyen artilugios y lo desmembran para que no vaya pensando lo que no debe, ni haciendo lo que no conviene.
- Es la expresión del hombre como huérfano de sí mismo e hijo del gran hermano. Desde entonces ha habido otros movimientos, otras corrientes y tendencias, pero la que este autor representa sigue siendo una referencia única, insustituible, lúcida y pesimista. ¿Pero hay alguna optimista?
Arrastrando los carros de la guerra,
genios de la destrucción al Rhin llevaron
la plaga asoladora de la tierra;
(Juan Cruz Varela)
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