- No puedo impedir que mis fantasmas salgan a la luz, me dice el austriaco KRAUS, y además bien corporeizados y empastados, y colocados en ese limbo puro, virgen, que ya de por sí es un ámbito de transparencias ilimitadas.
- Me vuelco, añade, en la configuración de estos espectros que un día estuvieron conmigo y que ahora salen de mí para consagrarse a una realidad hecha a su imagen y semejanza, a sus ansias de reinventarse para dedicarse al juego, al diálogo y a la interrelación entre los espectadores y ellos.
- Nadie puede dudar de su consistencia física, de sus caprichos arbitrarios, también de sus silencios y de su plasticidad, esa esencia que persiguen y necesitan desde el principio con el fin de que el orden metafísico en el que están contenidos ideológicamente tuviese mayor vigencia e intangibilidad.
ya no somos inocentes
ni en la mala ni en la buena
cada cual en su faena
porque en esto no hay suplentes
(Mario Benedetti)
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