8 de marzo de 2014

ADRIÁN GHENIE (1977) / MI ROSTRO NO PUEDE VERSE EN EL INFIERNO


  •  No creo que abandonar el interés por la cuestión exclusivamente estética y factual de la obra y volcarse en argumentos ideológicos, políticos, sociales y en la intervención directa sobre la realidad social, con una especial dedicación a los temas más candentes de la actualidad mediática, sea una solución o una vía única y exclusiva para el arte.    


  •  Para eso me quedo con las palabras de Duchamp: apenas empiezo a reflexionar no encuentro más que un mundo de cosas existentes, nada antes y nada después: todos es casual y sin sentido. 


  •  Aunque en el caso de la obra del rumano GHENIE, sin salirse de pautas ya conocidas, él considera que la suerte de lo plástico depende de la mirada humana porque es el principal atributo de la esencia del hombre, el refugio de su inteligencia. ¿Y no es irónico, esa superación de la antinomia de lo absurdo y lo racional, que capa tras capa la borre de los rostros para proclamar que su naturaleza auténtica es ese denso cromatismo que la embellece o la destroza?   

No todos son así, no todos ceden.
Tendré que repetírmelo a escondidas
y barajar de nuevo el almanaque.
(Mario Benedetti) 

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