- En la Alemania del Este acusaban a TÜBKE de ser artista no comprometido porque no hacía una pintura del pueblo y socialista, que hablase de sus gestas y bla, bla, bla. Y no, lo que este hacía este creador y muralista es recrear la historia del hombre, sea la que sea, en la misma medida que la historia de la pintura.
- Podrá imputársele entonces-palabra actualmente muy de moda en este país- un virtuosismo incluso manierista y un ejercicio de estilos, pero no de que sus obras contengan un compendio plástico imaginativo, asombroso, luminoso, un hermetismo en que tiempos y espacios convocan a letanía.
- La pintura vuelve a reconstruirse con un sentido humanista, renacentista, fraguando unas imágenes que no tienen un momento para descansar y decirnos algo, sino que tácitamente se atienen al pacto no suscrito de que la mirada del espectador se quede entre ellas y adivine su canto, su conmoción, su lucha, su debate, su muerte, su alegría o su desolación. Un solipsismo bienaventurado que comparto y no merezco.
¡TODO HA MUERTO!
Ha muerto el tiempo pasado.
Ha muerto el tiempo presente.
Ha muerto el tiempo futuro.
Los dioses se abren a nueva cruz.
Y el cielo gotea.
Sólo a través del suicidio el tiempo se conquista.
(Almelio Calderón)
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