- Desde fuera es como si percibiéramos a los alemanes como una raza provocadora de apocalipsis, como si el destruir para luego construir pusiera a prueba la fe en sí mismos, en su propio papel histórico y ontológico. Desde luego que no es cierto, pero lo parece.
- El alemán MEIDNER, como el resto de los expresionistas, negó esa convicción pero no pudo dejar de erigir una obra en que se condensan esas hecatombes sufridas por su nación. Lo terrible es que lo hizo con dimensión pictórica más espeluznante que la real. Esas imágenes son de impacto plástico indudable, creativo y universal.
Hay demasiado frío
esta tarde en el mundo.
Pero abro la puerta a mi perro
y con él entra en casa calor,
entra la humanidad.
(Antonio Colinas)
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