- Ya tuve el placer de conocer su obra y a ella, la artista cubana ISIS en La Habana, hace unos cuantos años, entonces sus preocupaciones pictóricas discurrían por senderos más livianos, más centrados en una feminidad en búsqueda de su propio sino plástico y si era posible, lo más puro e indeleble.
- Ahora, el cambio, una vez asimilada esa primera fase, se hace evidente en esa fuerza, en turbulencia, que agita el mundo de esas mujeres dentro de una selva que nos les deja escapar. Los ejes sobre los que se asienta este fulgor y esta pasión, porque su trabajo la revela siempre, se basan en un magnetismo cromático sombrío, fruto de las circunstancias actuales del ser en su desenvolvimiento en un entorno crítico, hasta hostil.
- Pero tras esa exuberancia floral, más bien amenazante, se levanta el icono de mujer, ya sea en osamenta o en rostro, como una roca inmune y resistente, defensora de su condición y con el aliento de una existencia que hace fortalezas de sus debilidades, belleza de sus fealdades y afirmaciones de sus negaciones.
Lloras entre mis muslos, amada:
el cadáver de la poesía
es la sustancia de mis versos.
(Leopoldo María Panero)
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