KEN CURRIE (1960) / CIEGO LO VEO MEJOR
- Partimos de la base de que la pintura no sabe que es lo que ha de contener. Mientras las preocupaciones del hombre en ocasiones se quedan cortas, sus proyecciones se hacen más y más largas.
- En el escocés CURRIE encontramos esa naturaleza que está sumergida pero que es patente. Él la hace emerger con la sabiduría maestra del naúfrago, la deja que se explaye, que nos ciegue, que seamos nosotros, los espectadores, los que finalmente nos adentremos en la videncia de esos personajes, de su realidad iconoclasta.
- Hay además, y así ha de decirse, un ámbito de sufrimiento que ocupan esos fondos oscuros, mas también deseos de venganza sobre un mundo alienado, bastardo, que los ha conducido a ser exponentes de un ocaso denigrante.
- Si ahora son nuestros sosias, tenemos que darles la bienvenida, celebrar su aparición, la fascinante contextura de sus manantiales espectrales de los que irradian la frescura insultante y provocadora de valores olvidados, enterrados para que su silencio sea la opaca sombra de lo no existente.
- Una obra que ofrece una cruda somnolencia como estandarte y respuesta, una plástica que no muere aun que proclamemos su fin con absoluta ceremonia y retrueque campanudo.
- Hoy hay nubes sobre El Malecón, lo que anuncia malos augurios. Felipe, Humberto y yo avistamos el horizonte hasta que de pronto se hacen presentes "La Pasinza" y "El Perfeuto". ¡Demonios!, si tienen sed que se vayan a otra parte. Otra vez sin ron y saliendo que corre el monstruoso viento.
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