- El peruano TOLA bajó al infierno y cuando regresó ya no supo ser más que un artista que tenía que construir un discurso sobre el destino plástico de unas tinieblas iluminadas con candiles. Claro que el trayecto hacia él fue muy breve y además es tan grande como el infinito.
- Al principio su obra, con eso de que venía del averno, recibió intolerancia, y no precisamente porque con lo nuevo sobreviene la muerte de la deducción, sino porque ésta era demasiada e intencionalmente demoníaca.
- En su creación la hibridación, los colores profundos que la hacen palpitar, el desmadre insidioso y plácido de planos y ojos, manos y caras, viene de las creencias aborígenes y de las maldiciones presentes, dejando al tiempo que nos queda temblando a causa de una pintura que venera el abismo de ese mito.
Hay reproducciones en los libros que viven más nítidamente que muchos hombres y mujeres.
(Fernando Pessoa)
- En Cuba los rostros no son lo que parecen, la pintura tampoco. Guardan un poso de amargura que únicamente se manifiestan cuando a través de la plástica se hacen visibles, se observan y después gesticulan.
- El cubano JIMÉNEZ GUERRA, en su obra, es un exponente de ello, de tal modo que la catarsis la lleva a efecto cuando se empeña en su quehacer artístico arriesgándose a materializar la expresión indignada que le pide su época.
- Y tal es su habilidad en ese aspecto que sus capacidades creativas nos hacen ver más allá de estos retratos, aunque ellos son los que dan pie al insomnio que nos acomete cuando estamos enfrente sin poder esquivarlos.
El Arte alivia de la vida sin aliviar de vivir.
(Fernando Pessoa)
- No incluyo en este blog a la mexicana SOTO porque pertenezca como yo a la misma Asociación Internacional de Críticos de Arte -aunque no tengo el gusto de conocerla-, sino porque, como ha matizado Rosalind E.Krauss, el concepto de artista implica algo más que el mero hecho de la autoría; sugiere que se deben atravesar ciertas etapas hasta adquirir el derecho a firmar una identidad como autor; en cierto modo, la palabra artista se relaciona semánticamente con la idea de vocación.
- Sus obras tienen la fuerza mágica de una naturaleza dinámica, armoniosa y poética, que, a través de su creadora, se ve concebida y visibilizada con otro cuerpo y otro espíritu. Su pintura fluye según la va relatando, las tonalidades vuelan, sus formas son caprichosas y dejan que el color y los huecos de luz sean una claridad permanente.
- Además, esas hojas acariciadas por brisas se abren paso en esos espacios, en orden a constituir refugios plásticos en los que se pueda regenerar y fundar unos nuevos orígenes y códigos, en que la inicial abstracción vaya modelando otras renovaciones.
Nacimos en plena angustia metafísica, en plena angustia moral, en pleno desasosiego político.
(Fernando Pessoa)
- Decía Alejo Carpentier que sólo los grandes artistas son capaces de crearse un mundo propio, una mitología que con el paso del tiempo se transformará en un elemento de tradición. Muy cierto.
- En el caso de la alemana VON RYDINGSVARD se produce, en sus obras, una maravillosa fusión entre su imaginario y el hechizo de la madera. Lo que nos lleva a una mitología muy personal y al mismo tiempo amparada por la suerte de los tiempos remotos.
- Monstruos, efigies, ídolos o tótems se manifiestan con una expresión de fuerza, belicista, amenazante, como bloques o fortalezas imposibles de abordar. Y, sin embargo, nos fascinan por la magia que desprende su construcción, el misterio de su ubicación o el secreto que guarda en sus entrañas.
La razón es la fe de lo que se puede comprender sin fe.
- Decía K. Malevitch que le parecía que lo intuitivo debía descubrirse allí donde las formas están inconscientes y sin respuesta. La iraní ASSEFJAH las ha buscado con denuedo, el gesto, la intensidad y la desesperación.
- Las ha encontrado y entonces se produce una lucha enconada entre la realidad de las formas -ovillos incontrolables y seductores- y la emoción inseparable del color. De ese combate es fruto una poética impecable y muy expresiva.
- Pero además, en ese estudio plástico, no borra completamente los signos del paisaje y de las flores, no llega a absorberlos sino que los interrelaciona y los obliga a crear síntesis en perspectiva, en planos visuales que festejan el engaño luminoso.
No he encontrado razón ni lógica más que para un escepticismo que ni siquiera buscaba una lógica con la que defenderse.
(Fernando Pessoa)
- En el momento en que nos encontramos con obras como las de la americana BERRY podríamos estar de acuerdo, ante la influencia de nuestra mirada, que igual que a Breton, nos embarga su declaración respecto a la superioridad de la visión entre todas las modalidades sensoriales.
- O con K. Malevitch en su rotundidad al afirmar que la pintura son los colores porque son inherentes a nuestro organismo. En este caso diría que ya gozan de un exceso jubiloso sin que ello sea óbice para apreciar su plasticidad.
- Hay indudablemente en tales realizaciones una creación y concepción que como espectadores son susceptibles de fascinarnos, de abarcarnos e introducirnos en ese espacio coloreado, en sus maniobras y giros, en el relato mítico que construye.
- Y finalmente Malevitch nos perdonará si recurrimos a una de sus frases para tatuar a esta artista y el fruto de su quehacer, como lo de que los colores son aquellos de los que vive el pintor: son, pues, lo esencial.
Bendito sea aquel elemento irónico del destino que otorga a los pobres de vida el sueño como pensamiento, así como otorga a los pobres de sueño o bien la vida como pensamiento o bien el pensamiento como vida.
(Fernando Pessoa)
- Decía Richard Hofstadter que el arte, a medida que constituye una afirmación más despiadada del yo y muestra de un modo más franco el abismo humano, quizá tiene menos que contarnos acerca de las condiciones de una sociedad responsable.
- No es cuestión de estar o no de acuerdo con esta apreciación, sino de introducirla como indicación de la obra del iraní AFSHAR, que plasma lo que ha sido biografía de origen, de su sociedad y del retrato de una humanidad y su demonología.
- Con un dibujo implacable, sus ideas constructivas de la representación nos ofrecen un retrato de lo más sobrecogedor o patético. Vio la crueldad y la perversión en rostros, en árboles metafóricos que señalaban la mirada de las víctimas, quedando así configurados, tal como un escarnio de la memoria.
Todos, como yo, tienen el futuro en el pasado.
(Fernando Pessoa)