Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe.
¿Son elucubraciones o sigo el éxtasis de la alucinación de unos mandamiento surreales para mi propio uso? Confío, de todas formas, en que no se entienda y sí que se sospeche, en que no se vislumbre y sí haya una sentencia de soga y condena.
El hecho de que yo, el autor, el español ARREBOLA, esté dentro y no salga hasta el término de cada obra les debería hacer fijar la atención en las innumerables señales que he dejado. Sírvanse de ellas y cifren como espectadores lo indescifrable.
La estructura de cada escenario no derrocha un mínimo de quimera, sin necesidad de densificarla ni deconstruirla. Y comprobarán que al final no falta nadie, hasta Usted mismo se reconocerá pues va sin máscara.
Moody es un artista jamaicano de profundas creencias ancestrales, las que gracias a sus capacidades plásticas no van a perderse nunca, pues él sabe como hacer que funcione una nueva transmisión de esa cosmovisión que se esconde dentro de ellas.
Rendimos tributo a la fuerza y energía que emanan de esa efigies, de su poder para penetrar en los misterios del tiempo y en los sueños irrealizables, en el tránsito de lo humano a divino o viceversa. No están ahí para acecharnos, sino para percibir que a través ellas los itinerarios hacia la vida no permiten desalientos.
Parecen como si hubieran atravesado siglos para acercarse a nosotros, mostrarse y pedirnos que como espectadores no hagamos morir lo que ellos representan como vivencia única y universal. Por mi parte aclamado queda.
Cuando volvemos al expresionismo abstracto surge más debate, más polémica, más desacuerdo y más discusión. Lo bueno es que se replantean los hábitos y suposiciones propios y ajenos. Y empezamos a ver de otro modo y como consecuencia a pensar y actuar de otro modo.
Con esta corriente, tan americana, se desafiaron dogmas, axiomas, se desbarataron convenciones y códigos y se iluminaron mentes y emociones. Se pusieron a pensar y gesticular en otros términos. Y también a intuir instintivamente.
El norteamericano POUSETTE-DART es un ejemplo íntegro de ese sentir y percibir, de esa entraña que va desde el vértigo a la víscera, desde la estructura misma que tiende sus entramados conforme a sus fines predeterminados a ese caos que quiere envolverlo todo como el hilo de una vida que va dejando huellas inseminadas que estallan en la mirada como un laberinto del que no se sale.
Siempre hay que jugar con la ocultación y la evidencia porque las imágenes nos incitan a ser una parte activa. Se dice que el espectador habrá de concretar, de dar un sentido, de experimentar la obra con arreglo a su propia capacidad para vislumbrar sin dejarse engañar.
Por eso en la obra de la artista española LASHERAS encontramos distintas dimensiones interrelacionadas, en las que las formas abren un cuerpo interior de diferentes claves y lecturas. Una significación que no ceja en mostrar un misterio que no persigue ser desentrañado.
Percibimos la singularidad, la estructuración incógnita, el secreto, la huella, hasta el mito y la leyenda. La pátina cromática parpadea y está compartimentada, es un signo más que entraña una voz que susurra y delimita.
Si queremos que sean historias o relatos pueden serlo, pero también pueden concebirse como el instante en que el arte es un retorno sobre sí mismo, se piensa como sujeto y objeto y sobre eso no hay ni final ni ceremonia.
No dejo nada, nada, furia o pez en el aire, breve fantasma
del mediodía sobre las nubes de cemento.
Cierro las puertas y la mancha de mis párpados,
y huyo más del cielo, descendiendo de escalón en escalón,
La pintura del sudafricano JANTJES presenta esas connotaciones místicas, simbólicas y ancestrales de un pueblo de profundas creencias ancestrales. Se plasma en unas vivencias que tienen un pie aquí y otro allá, que se interpenetran y se formulan como una cosmogonía que nunca ha dejado de estar a la espera.
Hay un juego de la memoria que no cesa y un carácter de cuento infantil narrado a la luz de la luna, unos espíritus en constante movimiento y una muerte que es como un final soberbio de diálogo y nueva visión.
En toda su obra el misterio contagia, la luz se apaga o es espesa, o abarca densidades de fuego. Es una plástica de poesía inconfesa, agarrada a la incertidumbre sin ensueño, a un fluido sin reposo, a una navegación incierta empeñada en la búsqueda de los orígenes aunque la noche esté sola y se incendie el día.
Decía Malévich que el blanco es el verdadero color del infinito porque transmite espacio, distancia y perpetuidad. ¿Entonces como definir el negro de estos gigantes sin supercherías de aire acondicionado? Alan Watts me tira de las orejas para replicarme que intentar definirte a ti mismo es como intentar morder tus propios dientes.
También viene en mi auxilio Foucault al comentarme que hay momentos en la vida en los que preguntarse si uno puede pensar de manera diferente a como piensa, y percibir de manera diferente a como ve, es absolutamente necesario si uno pretende seguir viendo o reflexionando en alguna medida.
Estas efigies del senegalés SOW tenemos que contemplarlas desde otra concepción, que lo mismo que se abre en sus múltiples referencias y significados, también se va cerrando cuando llegamos al último estadio, el de la desnudez física y espiritual de todo un continente que sigue sin alcanzar ninguna redención posible. Un estatuaria geográfica y téctonica que lo cuenta todo en sí misma.
Señala Harold G.Cassidy que nada es estático. Lo nuevo y lo viejo se influencian y ejercen una acción recíproca. Y creo que nada es más cierto a la vista de la obra de la norteamericana MURRAY.
Esta interacción de formas policromadas es fruto de muchas direcciones plástica y eje de confluencias entre la mitología, la tradición y los hábitos visuales de hoy mismo. Se van definiendo según ellas mismas están en el proceso de configurar su propia genealogía.
No tienen un marco definido ni una naturaleza uniforme, son retazos o embriones que alcanzan constituirse en realidades de sí mismas, aportando signos, símbolos, atributos y un lenguaje propio muy abierto.