El retrato es una eternidad que no espera, que nos aguarda impaciente para deleitarse en nuestra vejez y agonía, en nuestra incomprensión por un fin que nunca se espera.

La británica SPAULL prescinde de cualquier tipo de piedad, su capacidad plástica y representativa le permite ahogar todo destello de compasión. ¿De qué serviría?

Por el contrario, muestra un sentido pictórico penetrante, agudísimo, que nos aborda con una fuerza inquisitiva que nos despoja de lo que es mera superficie.

Y sobre el frasco agrietado
Por una lengua oblicua y furiosa,
Ardía un invisible veneno.
(Ajmátova)
Señalar que lo figurativo ha alcazado sus máximas cotas y éstas se han mostrado como insuficientes es incurrir en un aserto que no guarda ninguna relación con la realidad.

Obras como las del pakistaní TOOR siguen descubriéndonos una impronta contemporánea de como una sistemática plástica es capaz de revelar nuevas significaciones.

Su secreto reside en un planteamiento riguroso entre las nociones precedentes y una visión actual que representa un mundo con un criterio revelador y expresivo, que incide en la delimitación y sensibilidad de la mirada.

Para qué necesitamos hoy
Estas reflexiones sobre el poeta
Y este enjambre de espectros.
(Ajmátova)
El mundo bosquiano de lo grotesco, la hibridación y la deformidad sigue siendo -y posiblemente nunca dejará de serlo- el espejo del mundo contemporáneo.

El francés PARRÉ así lo ha entendido en la concepción de su obra, en la que los cuerpos retratados se sorprenden a sí mismos de ser tan bellos en la oscuridad.

Es como dar la vuelta al canon histórico consagrado y revelar lo que escondía para no verse frustrado el espectador por una iconografía con sarna.

Porque por todos los caminos,
Porque por todos los umbrales,
Avanzaba lentamente una sombra.
(Ajmátova)
Carne casi en ánima transformada,
Y un rizo antiguo sobre la oreja.
Todo es misterioso en el recién llegado.
(Ajmátova)
A Chema Cobo no le interesa enfocar la historia del arte como un desarrollo lineal y coherente, sino como una panacea de ideas y formas.

El francés GIORDA concibe su pintura de retratos desde una formulación tradicional e histórica, desde su conocimiento y experiencia, empastando el soporte con la densidad marcada por una realidad plástica que se mantiene viva.

La consistencia cromática y figurativa dota a sus obras de una energía y pasión que impregna ese mundo de seres extraviados en su propio destino.

No hay muerte. Todo el mundo lo sabe.
Es insípido repetirlo.
Lo que hay, ojalá me lo explicaran.
(Ajmátova)
Decía Sempere que, corrientemente, el artista innova instintivamente en una vía que otros pueden desarrollar hasta alturas insospechadas.

El japonés KISHI toma su cosmovisión oriental y la reorienta en términos de una abstracción aguda, incisiva, sinuosa, dinámica y saturada de unos valores y capas cromáticas que materializan su sed de significado.

Sus obras hacen que el espacio aliente unas aspiraciones visuales que denotan el profundo saber y sentir de la transformación plástica, su poética y sensación telúricas.

Pero no es la primera rama de la lila,
ni el anillo, ni la dulzura de los rezos:
sino la muerte lo que él me trae.
(Ajmátova)
El misterio anida en las topografías del alemán BORGMANN, que nos revelan a través de un cromatismo tan depurado y sugestivo unos paisajes en los que la mirada queda atrapada.

Sus cuadros son orografías vivas que conforman un ecosistema de plenitud y profundidad que hasta físicamente puede sentirse y percibirse sensitivamente.

Los efectos que transmite esta pintura son como luces submarinas estratosféricas o un cosmos en el que la vida halla una paz entre silencios susurrados.

Unos ya no están y otros están lejos.
(Eigenio Oneguin)