- Alguien dijo -¿o fueron muchos?- que a través del espíritu del arte ha de estar enlazado todo con todo -o nada con nada, añado, que también es algo-, y han de superarse los límites y las especializaciones.
- Y en la obra del cubano MORERA ese todo superado es una visualidad angustiada, ilusa, tramposa, irónica, derrotista, que disfruta o padece confundiendo los términos, enmarcando un prontuario plástico que desde la arena lanza besos o maldiciones.
- Una figuración que no encuentra más acomodo que el reubicarse constantemente, que desfogarse en distintas gamas cromáticas, en diferentes motivos, en experiencias provocadas al azar de una isla que ya no sueña consigo misma.
No amo a mi patria.Su fulgor abstractoes inasible.Pero (aunque suene mal)
daría la vidapor diez lugares suyos,cierta gente,puertos, bosques, desiertos, fortalezas,una ciudad deshecha, gris, monstruosa,varias figuras de su historia,montañas-y tres o cuatro ríos.
(José Emilio Pacheco)