- Dice Francisco Calvo Serraller que la contextualización histórica de una obra de arte se ha hecho mucho más elástica, porque además de ser un testimonio de un momento dado puede redescubrirse y radioactivarse siglos después.
- Muy cierto. Y sería muy injusto que no fuera así. Por ejemplo, la obra del mexicano CORZAS ha de estar presente siempre, no puede ampararse su olvido en ese modelo historicista de progreso lineal, que entre otras cosas ya ha entrado en crisis.
- La pintura de este autor es profundamente latinoamericana pero también de nexos hispanos. No repudia sino que se abre a todos los prismas, a todas las declinaciones, a todos los lenguajes. Nos mira y la miramos desde lo más hondo, sin perder un ápice de su aura fantasmal y fantástico, tan verosímil como inverosímil.
- Nos descubre que la plástica es una cita con espléndidas propiedades y superlativas perversiones, que avala lo más impalpable de nuestra condición, lo que queda infinito después de acabar con lo finito, lo que impone una libertad que es la señal de su realidad y creatividad.
Mientras la noche marinera
lanza su gorra al cielo oscuro
danzan las sombras de la hoguera
sobre el espejo atroz del muro.
Danza la rubia espiga abierta,
danza la abuela del pan puro,
llama el horror de puerta en puerta
hasta el patíbulo del muro.
(César Tiempo)
- Al chileno TAGLE no le cabe su concepción plástica en un espacio acotado, se le queda corto, es demasiado ubérrima y exuberante, y además sus efectos es el de incluirnos dentro de ella, absorbernos para que seamos un elemento más en esas naturalezas dominadas por el azote del huracán.
- Sus obras revientan porque es como si ya estuviesen hartas de estar sujetas, atenazadas y comprimidas. Él las deja aventurarse y fraguar sus auténticos destinos, sabe que husmean dentro de una caldera en la que el color toma caracteres ingrávidos hasta festejar su propio ardor y su indomable fuerza.
¡Ah, si me señalaras el número infalible
me perdería contigo sobre la haz del infierno,
para vivir un sábado santificado de ocio
que alegre el mar insomne de tus sábados
muertos!
(César Tiempo)
- Soy un ser desolado, solitario, mudo, que me miro al espejo para no ser invisible. Soy un ser que trata de pensar, de ubicarse en el espacio y en el tiempo, de tener su historia, de no dejarse llevar por su destino aciago.
- Se advierte que el brasileño PIVA nos ofrece una ambivalencia cargada de un terror que no se ve. La normalidad de sus figuras, la ortodoxia de sus formas, ocultan un sentido inquisitivo sobre la carencia de una naturaleza que reside en el rostro, en la falta de una comunicación que no existe, en el vacío de una condición que no hay.
- Es como los efectos de una limpieza étnica particular, que produce una humanidad brillante, plástica, sumisa, obtusa, porque que no tiene conciencia de sí misma, se la han hecho desaparecer, por eso no ceja de configurarse en posturas reflexivas eternas y estériles. Esta hábil maniobra nos seduce como espectadores porque así tenemos un doble que se las va a llevar todas, las mías y las suyas.
Cuando el olvido lo rescata, vuelve a ser bueno sin
destino y sin estela.
Vuelve a ser tiempo sin historia, senda sin rastros, mundo
frío, noche ciega.
En el silencio de la casa, la oscuridad es más profunda
y más perfecta.
El sueño cierra nuestros ojos y el viento final se queda
solo en las tinieblas.
(Francisco Luis Bernárdez)
- Cuba envejece y se entumece y sus ondinas, náyades, ninfas y nereidas también, al mismo tiempo que su autor lo hace a la espera de que haya un inverso y se conviertan en sirenas. Ellas, ya al inicio de su decadencia y casi tuertas, gracias a su carácter maléfico le obligan a sobrevivir aunque no quiera, le fuerzan a que se vea reflejado en el reloj, en los símbolos guajiros del tabaco, de la palma, aunque esas pequeñas pateras que flotan ya no sean ningún itinerario hacia un destino, excepto aquel que para ahora se ha sido perdido.
- Mi amigo y hermano, el cubano Humberto, sabe concebir una teoría de los colores y una formas que debajo de su apariencia se muestran ambivalentes, pues su plástica descansa en un campo de visión que lo abarca todo, desde su espacio y su propio tiempo, el que vive a salto de mata a través de oquedades inscritas en esos largos cuellos, en esos estirados rostros que señalan las huellas invisibles, los azares extraviados, las angustias hambrientas o las jineteras místicas y oscuras.
- Quizás un día alguien redescubra el valor de estas sílfides como signos de un desvivir, como las sibilas de poderes proféticos y anunciadoras de verdades superiores. No sería extraño que entonces la asociación de ellas con el resto de su obra adquiriese su pleno sentido y realidad, su canto a una esperanza tardía que no por serlo olvida su condición patética y solitaria.
En ese acercamiento sin regreso
ya suena tu esqueleto a cosa vieja,
entre pinceles ocres, negros, rojos.
(Horacio Rega Molina)
- Cuando estamos ante obras como las que ven, me debato entre las dos opciones que planteaba Leymarie, al decir que lo que cuenta es la función creadora del arte, ligada irreductiblemente a los orígenes y a los misterios de la vida, no a los productos artísticos de los que estamos masivamente saturados por una difusión a menudo corruptora y neutralizante.
- No me negarán que si la labor del crítico es justamente ayudar a hacer hablar a la obra misma (A.Tàpies), en este caso las dificultades son más que obvias. El autor, el alemán XANDT, sabe, no cabe duda, donde debe clavar y punzar, aunque ese ardor no nos desvele ningún misterio.
- Sabe también cómo acicalar y hasta burlarse de ese sentido de lo bien acabado, de lo estético sublime, de la construcción consagrada, del efecto terrorífico que al final queda en un ajuste veleidoso pero candoroso y espectacularmente visual. Atrae lo suficiente para confundir, mas ¿qué realidad ilumina más allá de la que se ve? También es cierto que lo esencial, en estos tiempos de miseria moral, es crear entusiasmo (Picasso).
Traes la arena de un torero muerto,
mujeres con espinas en las sienes,
balcones funerarios sobre un puerto
con botica de paso y almacenes.
(Horacio Rega Molina).
- ¿Qué es lo que pretende el italiano VEZZOLI? ¿Impugnar, transgredir, parodiar, demostrar, largar un discurso entre conceptual y subversivo? Lo cierto es que tiene bien asimilados los valores de los que reniega o se burla. Y que lo que no hace es explosionar sus formas, sino concebirlas desde una impiedad plástica e ideológica.
- Con ello marca su propia personalidad creadora, un principio que, como dice Tàpies, ha permanecido siempre vigente a pesar de las aparentes contradicciones en las doctrinas estéticas.
- ¡Claro que con ello rompe ciertos tabús¡ Si no fuese así ya no sería arte contemporáneo, sería otra cosa, póngale un precio y nombre. De lo que se trata es de que el hombre sea ese animal simbólico del que habla Castro Fernández, que sobre el fondo inatacable de la pared de la Nada comienza el trabajo del mito.
Es uno de los días más trágicos y crueles.
Triste como un desfile de Ejército y Armada.
(Hay también otro ejército con muchos coroneles,
y es el de salvación, que no ha salvado nada).
(Horacio Rega Molina)
- Sí, sí, en un primer momento parecen remakes que nos remiten, nos recuerdan y evocan, nos dirigen a otros ejes, porque la línea no se ha roto, es más, ha hecho del proceso su enjundia y su percepción más inusitada.
- Mas estas obras contienen unas esencias que, si bien están contextualizadas hasta históricamente, se han construido desde otros apartados conceptuales en los que tienen participación el arte tribal y la cultura popular.
- Quizás lo más importante, al margen de su resplandeciente sonoridad visual, es que no van simulando lo ajeno sino que ello es lo que lo hace propio, formando así una fusión en que las muescas de la creatividad están claras y son determinantes.
Como es día domingo, por la ciudad me pierdo.
Busco una calle muerte para mi poca fe.
La calle tiene un nombre que ahora no recuerdo
porque en un mismo sueño lo supe y lo olvidé.
(Horacio Rega Molina)