- Estos retratos, de rostros oscuros, son acumulación de vivencias y experiencias de familias enteras desde la segunda mitad del siglo XX. Casi nunca han podido cerrar los ojos y cuando lo han echo ya estaban casi muertos. En cada uno de ellos se esconde una historia que nuestra imaginación reconstruye.
- En cada uno de ellos el horror ha pesado más que cualquier otra emoción o sentimiento. Ha sido su doctrina, su forma de vida, su manera de entender el mundo y todavía no saben la razón.
- Además de todo lo precedente, hay una incredulidad volcada hacia dentro en estas obras del chino XIAOGANG, autor que ha atravesado los mismos límites, idéntica odisea de supervivencia. Y nos lo ofrece con una intensidad visual y singular que nos deja, como espectadores, absortos y al mismo tiempo tratando de entender, de comprender la uniformidad de esos seres de iguales ojos.
- No es una pintura amable ni puede ser medida con los patrones vigentes, es una conjugación de significados y referencias que van mucho más allá, que rompen el silencio, el nuestro, no el de ellos, que no pueden, que ya no están ni a la espera de poder romperlo.
No es hombre aún el que cruzar no pueda
por esa soledad de soledades.
(Arturo Capdevila)
- ¿A estas alturas son válidos estos desaguisados de excelente técnica, de un barroquismo extremos y de un imaginario prescrito? Pues bodrios peores han aparecido por ahí y se les ha tachado de innovación, ruptura, transgresión o subversión, o lo que es lo mismo, obras que marcarán una época.
- Desde luego, no pienso que el italiano FERRI vaya en esa dirección, ni mucho menos, al contrario, lo que recrea es un mundo que le obsesiona, que pone a prueba su sentido pictórico y plástico, que le seduce por su artificio y condenada imaginación. Y punto.
- Y también aporta cierto recochineo, ironía y por supuesto una magnífica puesta en escena. Además de un erotismo vinculado a esa muerte que lo hace posible, que lo excita todavía más, que lo provoca de forma sacrílega y deliciosa. A lo mejor algún día lo descubren y dicen que es el nuevo mesías del arte. Cualquier cosa es posible.
Ya aclara en mi ventana. Nadie diga:
la noche en el silencio se arrebuja.
Ni le quiera llamar bruja a la noche.
El alma, no la noche: ésa es la bruja.
(Arturo Capdevila)
- En esta pintura podríamos hablar de la luz como un principio continuo y eterno. O de ese azul que es el color de la profundidad y de la distancia. O de esos negros que de tan densos parecen depositados.
- Heidegger afirmaba que en la obra de arte se realiza el desvelamiento del ser. Podríamos también aducir que en la obra del polaco SASNAL más que nunca. Otro autor mantiene que toda obra de arte verdadera es rica en significaciones hasta el infinito.
- Pero el receptor sólo está listo para recibir una parte de los mensajes: aquellos a los cuales lo han preparado su propia sensibilidad y el mundo que le rodea. Los límites de la universalidad no son los de la obra, sino los de aquel que se acerca a ella.
- Diría que estamos ante una plástica íntima, serena, solitaria, melancólica, que reposa en el pensamiento visual de lo que somos y en lo que estamos. Nos encontramos en el centro mas en realidad nos encontramos solos, pequeños, sin poder agarrarnos a lo que nos circunda, a un espacio que nos hace medir el destino de cada paso.
En todo está ya el crimen, áspero de amenazas.
Desconfiad de los mudos. Desconfiad de los solos.
Recelad de las manos que buscan vuestras manos.
Recelad de los ojos que os miran en los ojos.
(Arturo Capdevila)
- Baudrillard afirma categóricamente que ya no creemos en el arte, sino sólo en la idea del arte. De ahí que el arte, al ser sutilmente más que una idea, se haya puesto a trabajar sobre ideas, con lo que todo son signos, alusiones, conceptos.
- Pero es que la obra de arte excluye por sí misma toda codificación o, en todo caso, jamás se ve agotada por sistematización alguna: la polisemia es su naturaleza misma. Por consiguiente, no se trata de creencias sobre una definición ya etiquetada sino del encuentro con esa formulación inédita que siempre nos da un susto a la vuelta de la esquina.
- Muchos dirán que la obra del mallorquín BESTARD ya está hecha, ha sido vista o está vieja. Pues eso es imposible por la sencilla razón de que nunca se ha contemplado desde la perspectiva íntima y formal con la que él la ha manejado. Es una carne que se sale de ella misma, que en su piel guarda una razón plástica y real que implica una ficción por vivir o ya vivida.
- Que muestra sus fantasías, unos imaginarios hechos de espejos en los que no se refleja lo puramente físico, también un pensamiento que queda quieto en la mirada, que reflexiona sobre lo que se ve a partir de ella, lo que no se resume en una pincelada, ni en un formulario cromático, porque se explaya en murmullos y quimeras, en poesías visuales de largos horizontes.
El que no se recubre de una apariencia opaca,
el que no es, siendo búho, como el buitre además;
ese ni gloria obtiene ni beneficio saca;
hay que llegar de lado, hay que caer de atrás.
(Arturo Capdevila)
- Baudrillard siempre está molestando y provocando. Ese es su papel y la verdad es que lo hace bien, como cuando afirma que todo el movimiento de la pintura se ha retirado del futuro para orientarse hacia el pasado.
- El navarro RICO no lo entiende así ni tiene razón por la que pensar de ese modo. Para él es presente que ya está siendo pasado. Un pasado de una era industrial aún no acabada que nos pesa, tira de nosotros, nos lleva en vuelo, nos envenena y también marca y planea sobre nuestro futuro.
- Es un concepto plástico que reniega de la representación sin pérdida de su aura configuradora y transmisora. Incluso es minuciosa en su plasmación, en el juego cromático, en la perspectiva, en la ejecución, hasta alcanzar esas cotas de evocación, de predicción, de verificación de un mundo que no queremos reconocer porque es demasiado nuestro.
-No hay que asustarse-les dijo,
irguiéndose, el veterano-:
Ese que gime en el bosque
es el cacuí solitario;
y mientras sufra la patria
tanto martirio, paisanos,
y nuestros ranchos no sean
algo más que pobres ranchos,
¡ay, porque nunca supimos,
a nuestra vez, ser hermanos,
se oirá ese grito, ese lloro,
ese clamor desgarrado!
(Rafael Obligado)
- El catalán LOURENÇO quiere llevar la contraria a Baudrillard en el sentido de que en el arte moderno no todo es abstracto y está atravesado por la idea, que todavía queda mucho de imaginación de formas y sustancias.
- Quizá, ante esta obra, tenga algo de razón en lo concerniente a que en el arte actual hay cita, simulación y reapropiación. A que haya una cierta dedicación a reapropiarse de manera más o menos lúdica, más o menos kitsch, de todas las formas y obras del pasado, cercano, lejano y hasta contemporáneo.
- Pero es que es hasta cierto punto inevitable y constructivo. En este caso se dan todas las condiciones para relacionar este trabajo en todos los órdenes, mas acaba siendo único en esa plasticidad volcada en el anonimato de la figura, que es el compendio de una manera, de un estilo, en que la individualidad está en el formato y no en el contenido. Por eso, su resultado global es un relato indagatorio y fascinante.
- Como espectadores quedamos subsumidos en esos espejos como parte de un incógnito que nunca acaba por resolverse, que es una imagen continua, en unas circunstancias gris, en otras más clara y vibrante, más allá vertida en un aura oscura, fría, infranqueable.
sueño por sueño, en el mundo
quiero soñar con lo alado.
(Rafael Obligado)
- ¿Qué abismos sondean esos ojos? Ni siquiera MARÉCHAL, el gran grabador y pintor francés radicado en España, lo sabe. Él también está en el Museo Luis González Robles de la Universidad de Alcalá de Henares, junto con García-Ochoa, Alcorlo y Estruga.
- Antonio Bonet Correa habla de un artista de mirada penetrante, a veces inquisitiva, irónica y mordaz, la mayor parte del tiempo socarrona y sarcástica, sin ninguna indulgencia ante lo terrible y grotesco de la vida; es, sin embargo, delicado y lírico cuando se encuentra en la faz de la pureza y belleza de un mundo ideal y de romántica sensibilidad.
- La verdad es que es todo lo contrario de lo que Jean Baudrillard sostiene cuando escribe que, en amplia medida, el arte contemporáneo se dedica precisamente a esto: a apropiarse de la banalidad, del desecho, de la mediocridad, como valor y como ideología. La verdad es que su obra nos remite a un canto a la condición humana proyectada desde muchos ángulos. Desde el amor hasta la agonía.
¡Ah!, ¡si es mi voz impotente
para arrojar, con vosotros,
nuestra lanza y nuestros potros
por el vasto continente;
si jamás independiente
veo el sueño en que he cantado,
no me entierren en sagrado
donde una cruz me recuerde:
Entiérrenme en campo verde
donde me pise el ganado!
(Rafael Obligado)