- El escocés CONROY está en Madrid, en la galería Marlborogh, para rasgar los engaños de la rutina y conversar sobre la introspección perdida, la que deberíamos sostener con nuestros monólogos de esquinas en crisis, de aceras en ruina y mala vida.
- André Maulraux reseñaba que conocer a un hombre significa, hoy, conocer sobre todo a lo que hay en él de irracional, lo que él mismo no domina, lo que suprimiría de la imagen que se hace de sí mismo. Pero yo no lo haría pues ahí radica el fondo del arte, el que revela y hace visible, el que manifiesta y descubre, el que evidencia y declara, el que, en definitiva, confiesa y desvela.
- Esos hombres, solamente hombres, son nuestros alter en virtud de la ley de interdependencia: todo umbral -casi inexistente en su fría geometría- y todo objeto o sujeto se interpenetran, juntos y separados a la vez. Su armonía es soledad, completa soledad. Eso es lo que se esconde detrás de cada rostro, en cada una de sus manchas, que expresa la larga lengua de la duda metafísica.
- Hasta su ropaje semeja la realidad de una eterna mortaja, al vestirla cree poder liberar a la conciencia de sus atavismos y de sus contracciones traumáticas. Craso error, pues el artista lo deja colgando de un sino que no se despejará hasta la muerte. Y así esta obra se carga de tonos fríos, negros, sombríos, sin ayudas y sin encantos. El hombre, marcadamente hombre, ante sí mismo, ante su propia condición frágil, desamparada, retraída y meditabunda.
- La resistencia de ese cuerpo se escolta
- de un silencio opulento como un manto olvidado.
- Comprendiendo su fin se abandona al ocaso,
- y cuando cae lava en el agua confusa,
- la pesadez de sus fragmentos que se hunden gimiendo.
- (José Lezama Lima).
- Se vive la epifanía de los caminos individuales, y cuando estamos lejos del origen de nuestro ser hablamos de sombras secas en las que hay luz, luz que es mundo de las diferencias, pero en la oscuridad reina la identidad.
- Y el cubano Rivera, magistral registrador de secretos y misterios en su ínsula de mixturas e imaginarios inverosímiles, va a lo que va, a lo que siempre es simbólico y hasta sustitutivo. Como dice Montoto, tiempo y espacio son ficciones del pensamiento, por eso los comprimimos, los detenemos o los aceleramos
- Sus pinturas se adensan sobre su mismo enigma, no sabemos si su raíz está señalada en lejanos hitos históricos de la cultura y del arte, parece probable y posible y hasta insoslayable, además de producirse y ofrendarse en el territorio que le es propio, el que divisa desde su cercano fluir -mar por medio- que se le hace remoto y más remoto cuando se remonta más atrás en pos de una significación que conlleve un cruce entre plástica y remembranza.
- La configuración de este microcosmos denota el cómo, el cuándo, el para qué y el quién. La razón se cubre de un tapiz más amplio, hermoso en la figuración que se superpone, en los signos que en pequeños cubículos expresan la cosmovisión de un pensamiento regido desde lo ancestral o un paisaje que parece perenne porque lo representado es un simulacro de lo que se representa sin presentarlo. Hay una huella que no cesa de enriquecerse si el don genera el alumbramiento, que es la senda de lo poético.
- Convengamos que en el caso de este artista le son de aplicación las palabras de Vargas Llosa:
- "Sólo las ficciones fracasadas reproducen lo real; las logradas lo aniquilan y transfiguran".
- Felipe Alarcón se acoda en su rincón del Malecón, Humberto Viñas y yo le acompañamos para beber ese ron de homenaje a este viejo fabulador.
- Rufo Caballero escribía que en la pintura de la cubana ROCÍO hay dos sujetos promordiales: la violencia sentimental del mundo femenino, y la salacidad homoerótica que la aurora observa en el universo falocéntrico.
- Efectivamente, podemos conjugar un vocabulario lleno de ferocidad, crueldad, tormento, dolor, ensañamiento, hasta profanación y violación. Pero también podemos visualizar una mascarada narrativa, afín al cómic, a las viñetas o historietas, que entre todas suman unas semblanzas biográficas que ponen los roles en su lugar, previo descrédito.
- La obra, en su conjunto, es un mundo de lo oculto que se coloca al revés, que se nos concede, aunque su fin es apelar a ello, mirar porque es la única forma de entrar dentro, lo cual no sabemos si es lo que más nos conviene, pues como espectadores tenemos una lucha interna entre lo que creemos que es y lo que realmente es. Preferimos enmascararnos como acto de hipocresía salvadora, así confluimos mejor y más en lo descarnado.
- Pero no salimos de un despiste que tiene mucho del momento concreto y sus circunstancias o de la interpretación que se quiere alegórica, social, política y psicológica. No es un tratado de ética, ni pienso que quiera serlo, es la vía plástica de acometimiento de una presión que se vive como coacción, que va de desquites, comprensiblemente los hay, mas támbién de vindicaciones visionarias que son como puertas abiertas en cuartos y celdas cerradas.
- Hoy no salimos al Malecón Felipe, Humberto y yo. Andan sueltos "Los LLobos Meigos" que de tanta abstinencia como han pasado en los campos de oriente no disciernen entre géneros a la hora de atacar.
- Si nos remontamos muy atrás en el tiempo, podríamos incurrir en el atrevimiento de tomar como la primera instalación/perfomance de la historia la que llevó a cabo Buda cuando se trasladó a las orillas del Ganges, al lugar donde se quemaban a los muertos. Tomó pedazos de un sudario, los lavó en el río, los tiñó de tierra y los juntó.
- Con el tiempo se usaron hojas de árboles y se mezclaron sus colores de manera que los andrajos, una vez lavados y cosidos uno a otro, tuvieran una tonalidad rota, no viva. Así se probaba que el trapo más gastado puede convertirse en el más besado y sagrado.
- Con la obra del brasileño RAMOS el desconcierto es un inicio de sorpresa si no fuese porque los valores estéticos priman en orden a la consecución de unos efectos, que son como pistas que va dejando sobre cada escenario para juntarlas en una síntesis de mezclas, de híbridos, de hallazgos visuales escondidos en la materia.
- Utiliza procedimientos, materiales y desechos que no son nuevos, pero lo hace desde una óptica propia que al mismo tiempo, y siempre ocurre en estos casos, es una concepción del arte como un espacio de vindicación y expurgación de las zonas preteridas o estigmatizadas de la vida.
- Estos demonios, "Los Ingalius", aparecen en El Malecón cuando menos se les espera. Felipe, Humberto y yo comentamos la manía de éste de invitar a todo tipo de seres estrambóticos, estrafalarios, malignos y perversos. Pero lo peor de todo es que siempre nos toca a nosotros poner el ron, con lo que la mayoría de las veces nos quedamos sin él. Una gran paradoja si tenemos en cuenta que es a eso a lo que venimos a esta escollera, a tomar unas copas de este canonizado licor.
- La fotografía se mira en la pintura, se delata en ella, absorbe el poder que tiene esta última para transfigurar, para hacer plástica la realidad sea la que sea. Succiona hasta quedarse ciega y ve.
- Este es el caso del fotógrafo canadiense BURTYNSKY, que con su obra recrea espacios, reinventa superficies, configura paisajes de naturalezas inciertas y de savias tan sombrías como vivificadoras. Es una reavivación que no necesita puntos de referencia, los lleva en sí misma después de haber pactado luz en la piel, carcoma en los huesos, sangre en los surcos.
- A sus pies iremos a buscar el pan que se nos niega, pasando a través de los sonidos y los colores que se adormecen y que saben mucho de muerte y de tiempo de olvido. El blancor ya no ciñe, se extingue; las pisadas, lentas, no son redentoras; y las voces, aunque sean llamadas, corren aisladas por la tierra. Podemos mirar lo que está invadido y es ceniza, no volverá a renacer pese a que crezca amarrado a los amigos del cielo.
- Se ha dicho que el elemento básico de la forma es la imagen y que la forma pura anula sentimientos y emociones. De ser así, el argentino CHEFER, que acaba de exponer en la galería Liebre de Madrid, es un adalid de lo segundo, pue su obra no anula sino que remite a un mundo de sentimientos y emociones.
- Aunque hay que detenerse primero en la plasticidad de sus danzas visuales, consistentes en la fusión de distintos componentes que hacen de narcóticos confidentes como de ovillos fantasmagóricos ornamentales, hasta que la historia freudiana entre las reminiscencias de juegos infantiles y adultos cuaja con la elocuencia fulgurante -de una finura cromática que avala cualquier préstamo impagado- de todo su peso.
- Se aprecian muchos elementos subyacentes, que nacen de distintos embriones, tanto del pop como del barroco inclusive, y si me apuran del rococó, pero las notas estilísticas definitivas son inconfundibles, tanto como las de una inocencia y una semántica lúdicas que traicionan al espectador si no aborda la representación con el ojo despierto y la virtud erótica desatada.
- Nada más llegar al Malecón al anochecer, Felipe, Humberto y yo nos encontramos al Pecau Sabadiegu, con una pinta de demonio y unos enorme cuernos. ¿Quién se los habrá puesto? Nos marchamos al ver que se acercaba, no fuese que nos contagiase su mal fario.
- ¿Qué papel juega el universo pictórico del español MACARRÓN en una civilización tan anodina y carente de expectativas? Su propuesta trata de un futuro, mejor dicho, viene de un futuro que seguramente no veremos. Que no nos podamos encarnar en esos personajes imposibles y su facundia jocunda no deja de ser una frustración.
- Nos asombra la facilidad espontánea del hallazgo, sus escenarios cotidianos, el mundo de relaciones que nos hace interrelacionar como espectadores, su riqueza expresiva y cromática, los distintos juegos de espacios y fondos, el entramado emocional y sintáctico.
- Cierto es que podemos caer en todas las trampas que nos ponga, en todas las perspectivas que manipule, en toda la plasticidad que urda, la cohesión de su propuesta no tiene desperdicio alguno, llega a insertarse en nuestra mirada como una leyenda inacabada que siempre hay que volver a teatralizar.
- No es poco construir un lenguaje tan específico y lleno de acepciones, de imágenes para sentir, redoblar y señalar; no es poco y es un más allá, del que ya regresaremos con otros indicios y dudas. ¿Podría ser así la ultratumba? No lo creo, no es posible semejante suerte. Desde luego, hay estéticas por descubrir y terrenos que acotar. Éste es uno y jamás se perderá entre tanta codicia y tanto humo.
- Las de ébano vienen corriendo por todo El Malecón. Las persigue un barbudo vestido con pieles, un gorro picudo y avanza pegando saltos apoyándose en una pértiga, que quiere besuquearlas. Felipe le pone la zancadilla, Humberto le atiza con el ron y yo lo saludo pues es nada menos que "El Guirria". Después del abrazo siguió buscando lo que no había, se le habían escapado.