- La iconografía de América Latina se ofrece gigantesca para realzar una humanidad que en su desamparo se ha quedado raquítica. De esos olvidos de la cultura, la dignidad y la memoria surgen colosos como Guayasamin o como el también ecuatoriano KINGMAN, capaces de devolver al hombre del sur su dimensión de sufrimiento, soledad, miseria y derrota.
- Sin trampas ni cartón, esas figuras recaban la fuerza y energía del observador que contempla una cruda realidad sin fisuras, con la boca sellada y bajo una imaginación doliente y hasta incrédula.
- Ante un tratamiento pictórico tan magistralmente absoluto, el sujeto, en su fantasía, no busca el objeto ni su signo: aparece él mismo capturado por la secuencia de imágenes. El gesto rompe la alternativa entre medios y fines, presentando, propiamente, los medios como tales.
- Subjetividad cargada de lente objetiva, al final ésta es más fuerte, más grande, más pesada y maciza, se amplifica, gana consistencia, espesor, hondura, se hace carne tan viva que convierte la sangre en capas de sustancias carnales trazadas con una profunda rima de poema físico y hambriento.
- Una obra que no tiene otra misión que dejar inolvidable lo que un rotundo y expresivo tiempo y arte mamaron entre impiedades y geografías ocultas.
- Sombra y silencio para el paño póstumo,
- la máscara final, la última mueca,
- la postrera ilusión de nuestra farsa.
(Eliseo Diego).
- Decía Jean Baudrillard que acaso la tarea del creador sea la de intensificar el carácter enigmático del mundo, poblarlo de sombras y sueños, extraordinarias apariencias y desconcertantes simulacros.
- Con el cubano CUNDO lo ortodoxo es el destino sin acasos, los hados bailando una rumba a la luna, los azares comiéndose los imposibles, las ficciones mirando desde Egipto aunque se queden sin muñones.
- Es lo desatinado a cometer si estamos incursos en la redefinición sumarial del tiempo-espacio en la plástica prescindiendo de la locura, la intuición, el hallazgo fortuito o la aventura.
- Mientras el artista lo tome todo, experiencia, salsa y vida, los valores no decrecen, no se repiten, no se adaptan a malos hábitos. Vuelven a recuperar contextura y una ilación fiel a sí misma y a las expectativas de la mirada del observador. Tal es el compromiso de esta desbordante obra, su mensaje y su dote en especie.
- Aire y tierra y fuego y agua: fe y barajar.
(Eliseo Diego).
- Flusser identifica el gesto de pintar con un momento de autoanálisis. Otros dicen que cada pintura nace de un conflicto entre fuerzas opuestas.
- Kandinsky habla de una figura que ha interiorizado su propia tensión. Por lo tanto, podría argumentarse que si su naturaleza consiste en ejcutar su propia necesidad, es que entramos en un ámbito de afirmación de lo visible que nos rodea y que continuamente está pareciendo y desapareciendo.
- Tal repertorio de jadeos y resuellos se ofrecen como excusa a propósito de la obra del asturiano MELQUIADES ÁLVAREZ, al que cabría aplicar lo que declaraba John Berger:
- "El pintor, en su soledad, sabe que lejos de ser capaz de controlar el cuadro desde fuera, tiene que habitarlo, dejar que éste le cobije".
- En consecuencia, en ellos vemos muros en los que se reflejan poesía y angustia, esperanza y melancolía, paisajes fantasmales que son nuestra textura y horizontes que son nuestro reverso. No hay difuminación que valga ni explique, son visiones que sangran la noche y el día, los instantes de lucidez y las ansias de creación y vida.
- Donde el verano es frescura
- Verano es tu prebenda blanca
- Herbácea que pulula por los hemisferios
- Fuerte
- Maleable
- Dura.
(José Luis Álvarez Vélez).
- Alguien afirmó que el arte no quiere decir nada; el arte dice, y la manera de decir es no extraviar nunca el enigma del arte verdadero.
- El del español LORENZO, que perteneció al Grupo de Cuenca, pide un tono y que mi propia subjetividad no esté enfrentada.
- En su obra no hay gesto, hay una travesía, un filón experto en articular y construir. Unos planos estructurados entre perímetros, recorridos, pistas, vueltas, un modo de escritura, en definitiva, cargado de significación y que marca un trayecto que coincide con el destino de la mirada.
- Pintura y escultura se hermanan, revisten su lenguaje en una misma superficie, se confieren formas y colores, luces y sombras, materiales y pigmentos. Y, señalando los análisis de las fronteras plásticas, se anuncian jubilosas bajo un mismo entorno, que destila un son armonioso, cálido, sensual, sereno y contento. Sería el encuentro final en un espacio simbólico en el que vivir.
- La muerte, en fin, es esa
- mancha en el muro que una
- tarde hemos mirado, sin saberlo,
- con un poco de terror.
- (Eliseo Diego).
- Enterramos sueños y fantasías, visiones terriblemente cegadas, cúmulos de gestos que estaban vivos sin saberlo, monstruos de nosotros mismos fabricantes de materias efímeras y malditas.
- Entonces, mientras hacemos que existimos, sucede lo imprevisto: el anhelo por cobrar vida de lo tapado, de lo inhumado y soterrado.
- El cubano VLADIMIR RODRÍGUEZ, en su instalación "Bestiario", expuesta en la Casa Benito Juárez de La Habana, nos concede las imágenes de un inmenso poema que ha intercambiado palabras por huesos, verbos por fósiles exhumados como reliquias en su altar.
- Si la mirada queda transmutada, es por una reacción a las formas de unos vestigios que han madurado bajo tierra, la han poblado y habitado con la ficción de su morfología, sus ansias de armonía, de arraigo y afirmación sobre lo humano, pútrido y miserable.
- Ya entienden que su estética es su rumbo de vida, que la conformación y articulación muestran casi todo, que aparentar un descanso eterno es lo que transfieren para seguir construyendo su fisonomía de futuro.
- Bajo ese mandato, el artista, hábil transformador de espacios y tiempos, canaliza la creatividad que entronca con tantos enigmas como destinos, tantos trayectos como radiantes cimentaciones de cortejos ilustres y erupciones.
- Un paraíso está ileso.
- Adoración, embeleso.
(Jorge Guillén).
- Me fui a la isla y me vine con ella en la luz y la memoria. Pero no sólo con ella, ni mucho menos. Está ese uno que ha sido él y lo que de él emana. Un fenómeno sin paliativos y herido de sombras que pagan el peaje de la vida con sus fantasmas.
- ¿De qué nos sirven el conceptualismo, la deconstrucción, el arte efímero, las acciones plásticas de quito y pongo? Solamente el ver la obra del cubano JOSÉ LUIS FARIÑAS lo borra todo hasta quedarse un instante y un vacío que modifican la trascendencia del yo y su inclusión en el hemisferio que nos vaya a tocar de la oscuridad.
- Esa inmanencia e inmensidad pictóricas, esa totalidad sacralizadora, desde las cuales la integridad temporal deja de transcurrir, te traslada a un ser y estar más allá incluso de lo que consideramos el principio y el final, es arribar a un fondo, hermoso, hermosísimo, de una ubicación en que nos mutamos, en que somos una genealogía infinita de otra confluencia.
- Entonces, ahora y en la hora, no puede haber un silencio cómplice en un pensamiento alimentado por estas vivencias y realidades que determinan un hacer artístico. La eclosión estética de este quehacer es insistituible ayer, hoy y mañana. Estará siempre buscándonos como una perennidad que no ceja, pues esa visión "milenarista" formará parte del discurso ontológico de una realización maravillosa.
- Por tanto, comoquiera que el trabajo de JOSÉ LUIS no permite irse por los márgenes, ni remitirse a significaciones que se remontan a otras semánticas, ni andarse por las ramas, ni brincar a través de ellas, es por lo que se entra de lleno en una representación que abarca el todo por el todo, el espanto y la gloria, la plegaria y el amor por el infierno, la desnudez y el magnífico desamparo. Y en todo sus enfoques la alegoría es concluyente, no valen tópicos que comulguen con el signo, lo que tiene auténtico hechizo es el esplendor de un conocimiento creativo sin parangón.
- Ya dije en un primer "post" que le dediqué, que hay mundos que cuando se abren no hay fuerzas posibles que puedan volver a cerrarlos. También, como adición y sin supuración de solemnidad, cabría hablar de un imaginario isleño de pura sublimación, de contra utopías que culminan en océanos videntes y visionarios, en delirios ensamblados para miradas absolutas, jamás presas de un ansia de fuga aliviada.
- Son ámbitos desmesurados para transfigurar desde un Malecón que resume la virtud de un testamento depositado en la eternidad como un testigo invicto, como la muestra del genio que conquista lo real e irreal de lo secreto.
- Entre dos vidas próximas no hay más que algún abismo.
- Tras el perfecto acorde la disonancia embiste,
- Y llega a un paroxismo
- Que ha de absorber, por fin, la luz del día.
(Jorge Guillén).
- ¡A escena!, todo está ya listo, las luces encendidas, las pantallas enardecidas, las columnas lúcidas.
- El completo aparato lumínico, técnico, cibernético se ofrece en toda su grandeza, dominando cada centímetro de espacio, expandiéndose más allá del mismo, consagrándose a proyectar la visión por encima de nuestras latitudes visuales.
- Para el francés de origen húngaro SCHÖFFER no hay obstáculos en lo que se refiere a una concepción del arte que debe absorber lo científico, configurarlo con lo estético y entrocarlo con lo que es la magia del futuro.
- Quiere demostrar que el próximo entorno, hábitat, nuestros cercanos cosmos y microcosmos han de responder a estos desafíos porque será el modo de sostener la vida, ejercerán la función de catalizadores de una existencia ubicada dentro de parámetros que ahora nos parecen suprarreales.
- La culminación de esta obra contiene dosis de espectacularidad e impacto, sin restar un ápice a su categorización racionalista, ordenada, fusionada con la óptica de la necesidad y del arte, de la energía vital y lo que la soporta. Son alianzas que nos sirven y marcan lo que tendrán de vestigios.
- Heme ante la realidad
- Cara a cara. No me escondo,
- Sigo en mis trece. Ni cedo
- Ni cederé, siempre atónito.
- (Jorge Guillén).