Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe.
Wikipedia
13 de mayo de 2008
LA NATURALEZA HUMANA
8 de mayo de 2008
JAVIER OLAYO
- La superficie roturada, que hechiza la mirada, nos atrae a demarcaciones de elevado volumen cromático por donde se pasean nuestros ojos cargados de ensoñaciones que creíamos inexistentes y que necesitamos con el fin de hacer más ética y estética nuestra dinámica existencial.
- Y además se puede comprobar, si se visita su exposición en la galería Sokoa este mismo mes de Mayo de 2.008, que fantasmales apariciones de cuerpos, seres, rostros, figuras, estampas urbanas, etc., en ese magma del que no pueden escapar, ofrecen un ámbito en el que se condensa la cara y el reverso de un imaginario en permanente acción y en constante búsqueda de una cosmovisión que nos dé luz entre tanta tiniebla.
- Mi amigo Humberto y yo tratamos de adentrarnos en este marco pictórico de Olayo y de eternizarnos allí como los únicos habitantes de un malecón habanero pecador y licencioso. Pero ya era tarde para prodigios que no conciben ni acogen a mancos y cojos en perpetuo lamento de tener que pintar senos oscuros con un miserable candil.
7 de mayo de 2008
GEORGES ROUAULT
Georges Rouault es un pintor que pese a sus profundas convicciones religiosas y compasivas, volcó toda su desesperación en una obra que plásticamente concita emociones muy intensas y hasta contradictorias.Es un magistral retratista de cuerpos sucios y carnes feas, cochambrosas, hechas para la podredumbre en vida. Percibimos esa turbiedad cromática, sórdida, esos tonos grasientos, esas pieles mugrientas, y nos preguntamos en qué medida son nuestro reflejo metafórico y en qué escala nuestro espejo real.
Este artista nos ha confinado a vernos desde ópticas a las que no queremos acostumbrarnos o deseamos olvidar o simplemente no contemplar. En la intimidad que exigen cuadros como éstos se nos revela una encarnación visual que no nos abandona, que inevitablemente tomaremos como referencia en las calles y ciudades que recorremos, en la tierra que pisamos, incluso en las prostitutas que visitamos.
Mi amigo Humberto y yo no somos tan torpes que en esos cuerpos no atisbemos una parte de nosotros mismos, por eso dejamos siempre que la otra se ancle en el malecón, pues en éste la negritud es tan grande que no nos permite divisarla.