- No cabe duda, manifestaba Gadamer, de que las dos grandes épocas en la historia del arte fueron aquellas en las que la gente se rodeó, sin ninguna conciencia estética, y sin nada parecido a la nuestra sobre el arte, de configuraciones cuya función religiosa o profana en la vida era comprensible para todos y que nadie disfrutaba de manera puramente estética.
- Viene tal parrafada a cuento de la obra escultórica del italiano WILDT en en lo concerniente a su percepción estética -famoso por esas efigies implacables de Mussolini, que le valieron un injusto ostracismo en la posguerra- por cuanto son bustos de mármol clave, sin necesidad de recurrir a la vertiente estética, de una humanidad perdida que desde Miguel Ángel no ha cambiado en su esencialidad.
- Y si sufren o están devorados por el odio y el poder son el espejo de una carne abocada a la tumba con su máscara de epitafio y que al verla la dejamos revivir como un fantasma amaneciendo con dolor y rabia.
- Y fue su reino de muerte, indistinto
- y ciego.
(Pablo Antonio Cuadra)
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