- Lo que para el holanddés VAN DER NEER (1603-1677) era enseñar a la humanidad de su tiempo que se tenía que ver el paisaje con una luz en la mirada para captar esa naturaleza que lo envuelve, para el segoviano REGUERA, en su homenaje en el Thyssen, nos muestra que la síntesis se ha hecho posible.
- En estas obras, más que nunca, lo significante afecta a lo real al mismo tiempo que lo constituye y lo modifica, incluso podría decirse que es lo real en su manifestación más genuina a donde hemos arribado, tratando de agarrarnos a esos firmamentos en los que la observación y el pathos sensorial está transformando nuestra naturaleza.
- Hay un poder en esa plástica, conseguida tras décadas de depuración y elaboración, que nos restituye la capacidad de visión como un medio para aprehender significados de una dimensión cromática que nunca hemos llegado a alcanzar, sólo a vislumbrar. Ése es el reto que se propuso en la invocación a la obra del artista holandés, sin que el paso de los siglos no haya deparado una ruptura de raíces, sino de enfoques, ideario y formas de hacer y ejecutar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario