- Los hombres siempre se están preguntando cuál es la razón de tener un rostro como guía, como mentor y seña de identidad, como centro y órbita de su mundo, de su existir pensando y reconociendo su magisterio.
- Y además siendo un semblante que se nutre del tiempo y de convertirse en un icono, aunque siempre que lo contemplamos esculpido o pintado tratamos de aprehenderlo por primera vez dada su capacidad de mutación y de cambio en sus rasgos, en una exteriorización que interpretamos como simbólica y polisémica.
- El británico HOUSEAGU, en sus esculturas, da sabia y hábilmente muestra de su extrañeza al encontrar claves dentro de esa fisonomía que se le van revelando según la dirección que vaya tomando el proceso, sin que la culminación deje de constituir un brillante modo visual y conceptual.
(Roa Bastos)
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