- El tinerfeño VALCÁRCEL contamina el soporte con una especie de heces y despojos empacados y amalgamados que rebasan el plano para articular una configuración fundamentada en la masa, en el espesor y en el grosor.
- Su visión para el espectador, dada su fisonomía de muladar, remite a sensaciones ya atravesadas en su mirada pero rechazadas, a espacios envenenados y saturados de vertidos y cuerpos en descomposición.
- Nuestra atención queda atrapada en esa pintura instalada, en ese acopio cuya significación es imposible que se nos escape, tan imposible como para seguir con la duda de haberla dejado atrás después de haberla tocado y contemplado.
- En el exceso de luz, como en la felicidad excesiva, la muerte no parece estar en ningún sitio. La vida tampoco. Los excesos son perversos, y a la larga se vuelven insignificantes.
- (Roa Bastos)
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