- Sí podríamos incurrir en la misma opción, respecto a la obra del checo ISTLER, en la que André Malraux afirmaba, relacionado con una especie de proyección sobre ella, que lleva al espectador a reconocer en la misma lo que espera de su visión, ya sea un fetiche o una estatua.
- También podemos advertir y percibir en su configuración la huella o indicio de que el proceso de la pintura es simbólico y mental, pero en el que asimismo están involucrados los cuerpos.
Lo que aterraba realmente a Pascal en la esfera incomensurable cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna, era la infinita memoria de que está armada.
(Roa Bastos)
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