- El senegalés N´DIAYE comparte imaginario visual con sus antecesores europeos, pero desde una óptica étnica y cultural de su tierra africana. Sabe muy bien que el mismo se ajusta a esos colores oscuros y terrosos, pues son los suyos propios tanto materialmente como metafóricamente.
- Descifra los rostros y cuerpos que como occidentalistas veníamos ignorando, el mundo que en sus territorios se iba construyendo desde el ritual, la magia y la visualidad plástica que albergaban.
- El autor no se limita a simbolizar, sino a inspirar los patrones de una creatividad que nunca estuvo dormida o desaparecida, sino esencialmente viva, tan viva como la realidad que postula en sus obras y que nos ha lanzado desde su corazón afligido.
Toda emoción se origina y se hunde en la realidad,
arraiga como un árbol en ella, y de ella vive y se
nutre, la representa y pone
como un actor en el escenario, o un hábil diplomático
en el salón del trono.
(Carlos Bousoño)
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