20 de octubre de 2019

ADN CERVANTES /FELIPE ALARCÓN ECHENIQUE


  •  Cuando el hispano-cubano ALARCÓN emprende su itinerario plástico sobre El Quijote no era del todo consciente del reto que le suponía. Ni tampoco de la significación que alcanzaría en el conjunto de su obra.


  •  Entre otras cosas, porque una vez iniciado ese camino no deseaba marcarle un final, en la medida en que (abismado y seducido) tal empeño se enriquecía más y más, cobrando así una magnitud emblemática. 


  • Bien es verdad que mediante su experiencia previa contaba con el conjunto de propiedades estilísticas que lo hacía posible. Que se había ingeniado la técnica para materializar la búsqueda del aura que requería la transfiguración del genio y la literatura. Y que su potencial creativo garantizaba la concepción visual de ese mundo cervantino.   


  • Por tanto, así es como en todas sus series dedicadas a la obra de Cervantes, la trama, muy estructurada internamente con sus juegos cromáticos y lineales, y su figuración depurada, se desarrolla mágicamente, condensando historias y momentos, y reconciliando materiales, visión, narración y universo. Lo que probablemente la convierte en el conjunto más dilatado y completo de los existentes hasta ahora sobre esta mítica novela.  

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