21 de noviembre de 2018

SABRINA GRUSS (1958) / SE MUEREN, PERO NO SE DUERMEN


  •  Ha tirado la infancia por la borda y la ha vuelto a reconstruir con arreglo a su época, al fin y al cabo de lo que se trata para conjurar las pesadillas es hacerlas reales y explicarles que no están vivas, excepto cuando se quiere jugar con ellas. La francesa GRUSS, con la arquitectura simbólica de estas escultura, hace exorcismos para protegerse ella, mas a nosotros, espectadores, no nos pone a salvo.  


  •  Lo que verdaderamente nos desconcierta de esta imaginería es que nace del subsuelo, del que se supone que no les gusta salir según sus mensajes de ultratumba. En contra de su voluntad, la artista los saca al descubierto porque considera que su belleza no puede estar encerrada y además es eterna.  


  •  Por tanto, este repertorio de habitantes que a pesar de estar muertos perviven en la visión, forman parte de la luz del conocimiento, de la singladura del pensamiento y del temor postizo que significan en el transcurso del tiempo.  

No hay peor burla que con el asno.

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