- Cuando las pesadillas tienen lugar siempre hay un creador que se encarna en ellas mismas para expresarlas y hacerlas visibles. Tienen la gran dificultad de hallar la formulación de espacios, vacíos, formas, figuras -deshabitadas y en descomposición- y la conjura cromática.
- Acaban estas obras siendo carne tanto como visión, luz en la negrura, ritual de dolor y amargura. Al suizo-italiano FILIPPINI no le agradaba salir de las sombras porque entonces entrevía lo irreal. Para él la realidad es una oración cruel que inunda el espacio.
- Tampoco su imaginario contemplaba otras posibilidades que no fuesen cuerpos entre la monstruosidad y la humanidad, pues es así la metáfora que él sostenía y analizaba en sus horas de soledad.
Considero la vida un apeadero donde tengo que esperar hasta que llegue la diligencia del abismo.
(Fernando Pessoa)
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