REGUERO SIERRA Y NOVAL GARCÍA / NO NOS CULPEN SI NO SABEMOS HACER OTRA COSA
- Esta corrupción "moralizante" y "moralizada" que está dejando tras de sí un inmenso reguero de ruinas y escombros, no es dolorosamente creíble hasta que nos implica directa y brutalmente. Una colección de arte que forma parte de una herencia, un asturiano, REGUERO SIERRA, ferviente devoto de "a Dios rogando y con el mazo dando", promotor inmobiliario, detentador de hasta veintisiete cargos públicos y privados, fogueado en continuas aperturas y cierres de empresas, brillante estratega en movimientos de capitales -pueden imaginar lo que quieran y seguramente acertarán- y así sucesivamente, fue finalmente designado albacea -por antiguos amores o por intereses de otra índole- y un secuaz contratado, también asturiano, NOVAL GARCÍA, como tasador experto para la valoración de dicha colección, son los auténticos protagonistas de este caso.
- Sin entrar en los desmanes de una valoración desmesurada, el hecho cierto es que dos cuadros de de NICANOR PIÑOLE, un artista asturiano emblemático del siglo XX, son considerados originales y así se registran y cuantifican en el inventario al respecto.
- Lo sorprendente y vergonzoso ocurre cuando el heredero un año después pone a la venta estas obras y el propia museo del artista, al que se le consulta, los tacha de falsos. ¿Cómo puede ser? ¿Qué ha pasado? ¿Los originales eran fraudulentos y los identificaron como auténticos para incrementar la minuta? ¿Los falsificaron después? Los responsables mencionados no dan respuesta, ni la más mínima.
- ¿Qué recursos le quedan al perjudicado? ¡La justicia, claro! Pero ¿la de quién o qué, la de ese contraderecho que se vuelve un contenido efectivo e institucionalizado de las formas jurídicas?
- Espero que me entiendan cuando me remito a Churchill y sus palabras en 1933 sobre el Duce:
- "el genio romano encarnado por Mussolini, el más grande legislador vivo, adornado con las sorprendentes cualidades de valentía, inteligencia, autocontrol y perseverancia. Ahí es nada. Y las correspondiente, en 1937, a Hitler: "un político extremadamente competente, de modos galantes, sonrisa desarmante y un sutil magnetismo personal del que es difícil escapar". Como ya lo sabrán, el daño causado por esos prohombres intachables fue inmenso.
- Esta es la pequeña historia de una infamia, una más de las miles que día a día tienen lugar en este país. Y no hay modo de pararlas y castigarlas. Ésta seguramente tampoco.
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