3 de enero de 2015

JAVIER INFANTES (1973) / HAY CARICIAS DE LUZ


  •  El arte sólo pretende una aventura interminable, por eso la obra del andaluz INFANTES remacha esa andadura conforme a la expresión de una poética concreta, abierta a signos de luz y color, a constituirse en un acuario flotante, en un organismo que segrega los fluidos que anidan en su interior.         


  •  Con ello, obtiene el logro de la máxima de Diderot en lo que se refiere a que el trabajo del arte es emocionar y transformar, y que, para hacerlo, hay que acercarse a la naturaleza. Y en ella, igual que en su propuesta pictórica, que en su trasfondo, se desarrollan mutaciones, metamorfosis, evoluciones y renovaciones que marcan la huella de una sensibilidad que trasciende a la mirada.   


  •  El autor pertenece a esa tendencia consistente en reformular lo caminado, las vivencias ya halladas, los escenarios mentales, las luminosidades que se regeneran, las realidades vivas y no descritas, los últimos vestigios de lo que es una visión cromática ilimitada.  


  •  En resumen, la plástica de unos mares de seda que se toman antes de disiparse, un lenguaje de creación de órbitas y estrellas, de líquidos espontáneos, de células y pensamientos, de viajes y retornos que buscan la energía de lo visible y del resplandor que irradia.  

incendio y rebelión nunca habrá muerte
(José Luis Rey)

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