- Las instalaciones por sí mismas transmiten significaciones metafóricas que transmutan una realidad que apela a la intuición del espectador. La cubana POBLET es en tal sentido un parangón que hace de su montaje una luz de remolino, de ruedas, cubículos, hasta intercambiar mensajes que lo que toman de un poema lo dejan en el otro.
- Que lo que toman de una vicisitud la depositan en la siguiente, que lo que obtienen de fulgor y floración lo ejercen de catarsis. Obras que siembran un alba y aguardan a que la sangre germine en flor, a que los aros coronen su crecer, a que los globos encendidos nos trasladen su sentir.
- Estamos ante una escenografía depurada que la artista ha sabido captar para que la construcción corresponda a un canto irradiado, a una visión receptiva de lo que plástica bien concebida fertiliza sobre el valor de las raíces nunca acabadas de evocar.
Amé la primavera, temí la muerte:
hoy la noche del alcohol es todo lo que queda
y la mosca vuela en torno del retrete.
(Leopoldo María Panero)
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