- El nicaragüense PALMA tiene en su obra una fuente de la que emanan unas densidades pictóricas que nos trasladan al mero goce de la contemplación. No queramos atravesarlas para ver lo que insinúan más allá, pues es la superficie lo que cuenta y destella mansamente.
- Pero no nos engañemos, es una pintura compacta, sólida, que tiene hondos motivos para solidificarse así, para ser entraña siempre aunque por pulcritud esté velada. Quizás es ese grito, ese silencio gatuno e inmóvil, esa desnudez los que proporcionan a ese sentido plástico la fuerza contundente para ser y dar testimonio de haber sido y haber estado.
- En las texturas miramos los ecos, en el color las desdichas y el disfrute del fin no eterno, y en las formas los tiempos inacabados. ¿Por qué inmiscuirnos en significados que arropan innecesariamente su propio sentir? No hay causa para ello ni exigencia, solamente plasmación en su ventura o desventura.
Desnuda está la tierra,
y el alma aúlla al horizonte pálido
como loba famélica. ¿Qué buscas,
poeta, en el ocaso?
(Antonio Machado)
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