- ¿De qué estamos hechos? No hay sangre que circule por estas materia sólidas y sin embargo nos conmociona por la vitalidad que muestran, por sus emplazamientos vigorosos, por sus apariencias que nos intimidad. Son los iconos de una sociedad ávida de ver cómo se gesta una historia sobre la que hace girar su visión.
- Para el francés IPOUSTÉGUY constituyó un juego visionario que enlazaba la forma con su propio deseo de fuerza y energía, de densidad y fortaleza. Somos espectadores que ante esos prodigios nos sentimos formar parte de ellos, son nuestros en la medida en que ellos también se hacen con nosotros.
- Si son válidos enfoques diferentes para entrometernos en el núcleo de su creatividad, también lo es que no enmascaran, configuran verdades con su singular autonomía y libertad para demostrar que nunca podrán dejar de existir sin que extraviemos una parte de lo telúrico que nos pertenece.
- Dejo que vuele la ciudad,
- que el pájaro se hunda
- en la palma de la mano, en esta oscuridad
- en la playa profunda.
(Sigfredo Ariel)
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