23 de enero de 2013

OLIVIER DE SAGAZAN (1959) /


  •  En toda obra hay una búsqueda del reconocimiento de la singularidad de la misma. Y con ella viene la innovación, la ruptura, la extravagancia, la idiosincrasia, el prodigio y hasta la maravilla y la excepcionalidad.


  •  Con la deformación, desfiguración, descomposición, mutación, simulación y el disfraz llegamos al horror, "a la conclusión de que es la propia realidad, cuando se pinta, cuando se mira, cuando se vive con ella, la que es terrorífica" (Arturo Leyte).


  •  SAGAZAN, nacido en el CONGO, practica una fusión de fotografía, escultura, pintura y perfomance, hasta alcanzar una transfiguración que no está muy lejos de las palabras de Hegel cuando afirmaba que el espíritu sólo conquista su verdad cuando es capaz de encontrarse a sí mismo en el absoluto desgarramiento.


  •  El arte ya no es belleza contra fealdad, bien contra mal, error contra acierto, verdad contra falsedad, sino que es todo ello y además la conversión del pan y vino en cuerpo y sangre, conceptuando al hombre como un mero sujeto que no sabe vivir, sentir y pensar sin él.


  •  Lo sabe sin saberlo, negándose a la vida,
  • viviendo en otro mundo sin límites, creando
  • con barro de la nada el cosmos de una sospecha que ignora.

(Dionisio Ridruejo). 

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