3 de enero de 2013

AIMÉE GARCÍA MARRERO (1972) /


  •  Hay una manera histórica que se somete plásticamente en su creatividad al marco ideológico del presente, hace de ella una manifestación de arte y discurso crítico en distintas vertientes. El choque para el espectador es encontrarse lo que no esperaba en lo que percibía al tratar de asimilarlo bajo los parámetros convencionales habituales.    


  •  Pero la cubana MARRERO no quiso dejarse atrapar, rechaza estereotipos y clasificaciones y sigue con su factura limpia, casi impoluta, propiciando el revés de las creencias, reservando el sentido de la visibilidad para lo que la mirada no ha conservado sus fáciles sospechas. 


  •  Dispara como lo desea y como le sale, pues ese atavismo de muerte y violencia está ahí confesando víctimas con una sensación fría, refinada, clasicista, y así sin dejar de apuntar de forma certera con las armas bien cargadas, culmina una obra en la que subyace, ronco, el grito de un barítono a una sociedad a la que la imagen no le aporta ya sumas sino restas.   


  • Es confuso el vivir. Sobran palabras. Siento
  • ganas de oírte. Habla. Descánsame la vida,
  • oyendo un corazón que en aire se convierte.
  • (Alfonso Moreno).

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