STARSKY BRINES (1977) / NO QUIERO SABER DE ADULACIONES
- Es ya un tópico insistir en que el argumento básico de la modernidad y de lo contemporáneo es una ruptura con los valores estéticos del pasado occidental (Moreno Galván).
- Tanto es así, que el venezolano BRINES plasma su versión irónica, falsamente infantil y descorazonadora por la falta de confianza que le puede brindar un manual de dibujo, o de los horrores si se prefiere, pues tales reglas le incitan a operaciones caducas, que empeoran la forma de trasvasar los vestigios. Lo que hay que hacer es confinar los procedimientos, buscar las espontaneidades, las inocencias seniles que tienen veleidades virginales, los trazos gordos y monstruosos.
- Por lo tanto, plantea una obra que bebe y se nutre en los escenarios visuales de la escuela, del barrio, de la calle, de los guetos. No la capta en toda su pureza, que sobra y no está suficientemente corrompida, sino que la ejecuta bajo una formulación concreta, derivada de una concepción de la plástica que adultera lo perdurable, que es lo que no se requiere de una realidad que grita de lo sorda que está.
- Pertenecer sí que nos pertenece, comunicar sí que nos comunica, mas no es comida de hombre, es sospecha, eso sí, de hombre y de todo lo que se le parezca.
- Amanece
- Turbio.
- ¿Todo resurge en un suburbio,
- En un martes, en un trece?
- (Jorge Guillén).
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