2 de septiembre de 2009

AMSELM KIEFER (1945)

  • En la obra del artista alemán se visualiza una amenaza latente que parece dirigirse a todos aquellos que se detienen a contemplarla. Invocada por el pasado y el presente es una manifestación sobre el espíritu de la historia y la duda acerca de un futuro ausente.
    • La conminación nos llega a través de esas terribles superficies verticales u horizontales que albergan signos de barbarie, señales de tiempos en los que la maldición celebra rituales de oscuridad admonitoria.

      Es así una pintura en la que la desolación adquiere transparencia, en la que la visión nos traslada a espacios vacíos de una humanidad en trance de desaparición, y las connotaciones existenciales que nos abordan se suceden ante una propuesta que es compendio y síntesis, informe plástico de una autoconciencia que no postula salvaciones sino encrucijadas de vencimientos cansados de repetirse y reconstruirse.


      • Mi amigo Humberto y yo coincidimos en que el Malecón no necesita ninguna reconstrucción, ha de deteriorarse en simetría con nuestras derrotas y arrugas, en paralelo a nuestras carencias y angustias. Las pieles y carnes mulatas, aunque nos sondean, ya no nos transmiten cadencias y las notas de sus sonidos ya no graban la tela de lo sensual. Más mal que bien somos un aliento oscuro labrado en el lienzo, el cual recibe de vez en cuando un poco de ron para inseminar infiernos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario