2 de marzo de 2010

GÉRARD SCHNEIDER (1896-1986) /HAY QUE SEGUIR

  • Primero cubista, después surrealista, para finalmente llegar a una abstracción gestual y tachista. Un ejemplo visible de su declaración de que el pintor da libre expresión a todo lo que lleva dentro, pero no tiene nombre. ¿Debería tenerlo? Ni la pintura ni el arte necesitan una sucesión de acepciones que no definen ni identifican y sí lo hacen es sobre la base de otras referencias, aunque es verdad que nos empeñamos en declinar verbos que así lo demuestren.

  • De ahí que la obra del suizo SCHNEIDER sea en sí misma la suma de un comportamiento artístico que no tiene la finalidad de ilustrar sino la de comunicar una ontología de la plástica en su nivel más ideologizado, que es el propio de una síntesis inversa que escapa del conocimiento sistematizado vía intuición e instinto.

    • Contribuir, por tanto, a tales plasmaciones hace que nuestra visión continúe una trayectoria de integración dentro de un ciclo temporal y espacial que se renueva a través de periodos de incertidumbre.


      • Hoy ha anochecido más temprano en el Malecón, lo que ha obligado al eco a traer estos versos de la rusa Ajmátova:
      • "del corazón arrancaré la negra vergüenza,
      • con nuevo nombre yo te cubriré
      • el dolor de la derrota y de la ofensa".




No hay comentarios:

Publicar un comentario