Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe.
El búlgaro PAVLOV busca en su obra los estratos más profundos pero que al mismo tiempo sean los más sensoriales, los que a su calidad cromática añadan y entrañen un cobijo para la mirada.
Sus metáforas ilusionistas son paisajes que solamente muestran una impronta untuosa de unos gestos que los trazan exprimiendo sus vaivenes.
Guedejas de una práctica plástica que elabora y retoma la esencia de una creación que hace de la materia todo un significado del sentir.
Que la sutileza en el pensamiento tiene siempre dimensión de profundidad, aunque a veces no lo parezca.
El caso del americano MORROW es significativo por cuanto sus registros siempre han estado a la búsqueda de estratos plásticos para plasmarlos.
Y los encontraba insistiendo una y otra vez en unos planteamientos o nítidos o rozagantes, o en otros más geométricos y oscuros.
En ambos supuestos la hondura pictórica proclama su logro dadas las texturas y calidades cromáticas alcanzadas, la configuración abstracta de unas propuestas iluminadoras y radiantes.
Es evidente que ningún acto natural o vital puede realizarse si no ha lugar; es decir, si no encuentra el espacio indispensable para producirse.
La americana LOWE buscaba y se encontraba todo tipo de objetos y despojos entre las basuras, los contenedores y las aceras, porque todavía creía que no habían dejado de decir y comunicar lo que tenían guardado. La cuestión básica y plástica por su parte era encajarlos, ensamblarlos, ordenarlos y hacer que el conjunto muestre la pasión y el deseo que un día no muy lejano habían sido.
Quien sale seis veces entre hombres, vuelve a casa con la boca cinco veces sucia.
Es indudable que el madrileño PITA es un artista que mediante una reflexión muy cuajada ha alcanzado la consciencia de lo que hay en él de artista, pues sus obras son producto de una materia que ha sido larga y profundamente meditada y ponderada tras mucho esfuerzo.
Su sentido constructivista y geométrico hace que las dimensiones y los planos encajen y se ensamblen bajo la dicción afortunada de una visión entre futurista y utópica, entre inconcebible e imaginable.
Además los colores, bien delimitados, señalados e incentivados, definen con exactitud las líneas y espacios, las magnitudes de un universo plástico que tiene en su propia creación su virtud más relevante.
La americana MARGOLIS siempre ha querido vivir en un medio marino, en un acuario utópico en el que la floración subterránea la acune.
Por eso se ha erigido en la constructora capacitada para hacer posible esa inmensidad cromática y vegetal del fondo oceánico para refugiarse en él, hacerlo su morada para compartirla.
Sus instalaciones nos llevan a entrar dentro de ellas, a penetrarlas y no cansar de tocarlas, de acariciarlas, de dejarse sumergir en ellas y no regresar nunca.
Toda nuestra vida suele consistir en temer a la muerte y alejarla de nosotros, o mejor, alejarnos nosotros de ella.
Cabe o no que la obra de arte sea sustituida por un elemento desencadenante de un proceso artístico dinámico, suprimiendo con ello el carácter estático que era su eje de gravedad.
Pero esa no es la preocupación plástica del bahameño RAHMING, sino abordar su obra con un trasiego híbrido que despierte la agitación de unos espacios con sus pesadillas.
Lo que aparenta ser un caos ininterrumpido es un entrecruzamientos de líneas y colores hasta crear unos entes que van más allá de lo que son.
Lo que se dice un muerto en el fondo de la tumba: ¿Para qué habré discutido tanto?
Es imposible que la sensación cromática, sea intensa o sedosa, no acapare el espacio para significar su propósito de habitabilidad y de sentir su propia vivencia.
La americana BARIEAU, del movimiento de La Bahía, concibió ese fin como una sintaxis de su talante creativo, entre la fuerza y la poesía.
Los colores, si son jóvenes, expresan toda su potencia y arrebato, pero cuando van madurando se tornan más sutiles, más livianos y tenues, confesando sus silencios.
En vez de decir murió, tenemos que decir pasó de largo.