- Decía Alcolea que sólo pintando se es. El problema es entenderse con la pintura. Lo único que interesa en la pintura es el fluido. No Dionisio, más bien Baco (muerte lenta por la bebida que, al parecer, él cumplió al pie de la letra).
- Esto es lo que el español CHICANO expresa en su obra, ese amor por la pintura, por la creación que exhibe y representa, por la memoria a la que induce, por un destino que nos acompañe y nos ilustre.
- No es la conquista de un mercado, que para eso vale cualquier mensaje, es la multiplicidad temática, la relajación del ser con la realidad, la plenitud, la intensidad. No hay que equivocarse, el significado de una pintura no está en su origen sino en su resultado. Y por lo que se refiere a estos grandes formatos y murales, la riqueza de su dimensión semántica no tiene pérdida, solamente hay que seguirle las pistas, son tantas, tan fértiles y claras que no nos hacen falta sintagmas.
- Omitamos teorías del conocimiento, que son inútiles, pasemos al saber mismo que se desprende de cada pieza, de su ornamentación entre claves y referencias que son el factor de la función sintáctica, la elegancia de esas estructuraciones cromáticas, perfectamente ajustadas. Hasta sus incursiones geométricas convierten el soporte en lecturas sosegadas, en poéticas derivadas y abiertas al pasto del amanecer urbano.
- Imágenes que han encontrado el valor del signo y lo han tapizado e imbuido de un sino cultural cercano, que señala lo debido y lo vivido.
- Los días no me otorgan más que tránsito
- De espera.