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4 de diciembre de 2009

FRANCISCO AYELO RUIZ / LAS FORMAS DEL ENIGMA

  • Decía Jean Baudrillard que acaso la tarea del creador sea la de intensificar el carácter enigmático del mundo, poblarlo de sombras y sueños, extraordinarias apariencias y desconcertantes simulacros.
    • En la obra del artista español Paco Ayelo, inoculado por tal tesis, se ha enrocado el núcleo del enigma, el cual exterioriza desde sí mismo a partir del momento en que se ha producido su captura según las secuencias de formas simbióticas que a través de su multicolor tegumento alcanzan su lugar en el espacio, lo cimentan y después viven dentro de él a base de intercambiarse símbolos y sueños.

      • Gravitan sobre nuestra mirada con la que quieren verse y aparecer como si fuese un espejo que reflejase sus ideogramas cromáticos, sus esencias plásticas, su exuberancia pictórica. Exhalan el aliento de lo presente verídico como una experiencia que ilumina hasta dejarnos percibir y sentir la realidad que nos muestran como una naturaleza fiel a ese misterio del que siempre serán sus propios adeptos y creyentes.

    • Amigo Humberto, ante El Malecón únicamente nos cabe la invención de utopías que él crea posibles y nosotros imposibles, pues así podremos escapar por los túneles que unirán unas a otras antes de que se inunden. Pediremos a los tritones que nos transporten a sus cuevas y aprenderemos a pintar con sal y alimentarnos de la sangre rosa de las nereidas y ondinas.





3 de diciembre de 2009

JAIME BEGUÉ / PIEDRAS LAUREADAS

  • ¿Jaime Begué, el artista leridano, escogió la piedra porque es un símbolo del ser, de la cohesión y la conformidad consigo mismo? ¿O porque constituye la primera solidificación del ritmo creador, la escultura del movimiento esencial y la música petrificada de la creación? Él nunca lo ha dicho ni yo se lo he preguntado.
    El hombre, en su fetichismo lapidólatra, tal como lo profesaban los antiguos habitantes de Creta, le añadían algún atributo por considerarlas sagradas, llegando a pulirlas y vestirlas.

    • Lo que sí es cierto es que Begué no tiene otra opción que hacer y oficiar de hechicero cuando elige las piedras, las singulariza y las erige en un interlocutor nigromante, consciente de que saben expresarse, sentir, mentir y rebelarse. Él no se permite ninguna intransigencia con ellas pero tampoco una tolerancia que niegue sus fines, pues sabe que son moradas de los dioses, emblemas divinos, portadoras de castigos para aquellos que puedan amenazarlas.

    • Sin embargo, el artista, que las conoce muy bien, ha intuido y respetado su espíritu vanidoso, un espíritu que quiere manifestarse y por eso le están exigiendo a ese mediador que utilizan de escultor, que extienda la visión de su aura, ya sea en forma de aureola, de hálito, de soplo o céfiro. Y éste así lo lleva a efecto para su mayor gloria aunque le signifique no ser parte de la misma.


      • Por tanto, esta prodigiosa compenetración entre autor y obra infunde a los elementos formales un halo, un cerco de luz, un resplandor que alía lenguaje y objeto en un deseo ferviente y vehemente de que se produzca una absorción visual y así, de esta manera, sea reconocida su entronización y exaltación como talismán o fetiche. Y como tal se ha cumplido.

      • Amigo Humberto no me cuentes más historias y recuerda lo que dijo Aldous Husley: "la experiencia no es lo que le sucede a la persona, sino lo que hace la persona con lo que le sucede". Y tú, con un solo ojo despierto, deshaces lo que ha hecho el dormido, y así consigues que El Malecón nos mire con sus pupilas malintencionadas.




2 de diciembre de 2009

MODESTO CIRUELOS GONZÁLEZ (1908-2007) INFIELES

  • ¿Somos infieles con nuestra morfología? ¿O estas nuevas anatomías llenan infinidad de vacíos espirituales? No engaña a nadie el artista español Modesto Ciruelos. En su pensamiento se incardinaba un reflejo figurativo que gozaba de la plasticidad del ser no siendo.
    • Y esos retratos del no ser se desnudan en tonalidades lóbregas mediante su desmadejamiento o su encuadramiento cúbico del que son portadores y semblanzas.

      • Sin embargo, hay una intuición que nos acerca a ellos, que quiere descifrar lo que expresan en la misma medida que coincida con lo que nosotros, espectadores, pensamos, pues así el compromiso visual llega a toda su plenitud, que es al fin y al cabo de lo que se trata.


        • Es difícil hablar con este impetuoso ventarrón. Las olas, encrespadas, exigen su donativo de sangre y carne. Pero es inútil, les decimos mi amigo Humberto y yo, de eso ya va quedando muy poco, sólo lo suficiente para sobrevivir entre algas y sargazos.




DANIEL CLAVER HERRERA

1 de diciembre de 2009

SUPLANTANDO AL ARTISTA


  • Seguro que el artista me perdonará esta suplantación pero la obra expuesta lo merecía.

JAIME BEGUÉ Y DANIEL CLAVER

SALVADOR SORIA (1915) / INTEGRACIÓN

  • La materia se deshace y se destruye y cada pedazo toma camino del exilio. Han sidos desposeídos de su naturaleza en esa ruta de no retorno y se encuentran sumidos en la confusión y el desorden.
    • El artista español Salvador Soria los va buscando y localizando con denuedo y obstinado empeño y ya en su poder la madera, el cinc, el latón, las limaduras de hierro o cobre y demás ingredientes físicos, no sólo los salva de una muerte anunciada y se compadece de su sufrimiento sino que igual que Dante, crea con ellos una vida inmensamente bella y sutilmente simétrica, con una gran riqueza de significados telúricos y simbólicos.

      • Es decir, que urde una lírica de integración en un proceso que halla lo polimorfo como el medio de explotar la buena fortuna visual y plástica y derrotar a la contraria, renovando así su naturaleza y haciéndola visible en su nueva constitución, con lo que al final han sido convertidos y formarán parte de la epopeya artística contemporánea.


        • Mi amigo Humberto no ha podido dormir en toda la noche, se la ha pasado confesándose con un diablo que le fue enviado por El Malecón. Y ahora no se acuerda de lo que le ha relatado. ¿Podría haberte metido en el infierno? le respondo. No, me dice, porque lo sabría. Pero no se le veía muy seguro.




UMBRALES INCIERTOS