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27 de marzo de 2008

PESADILLA


La luna llena desata una sangría de furia a lo largo del malecón.


Una turba de bacantes mestizas perseguidas por sátiros y faunos con patas y colas de cabra, poseídas por un espíritu dionisiaco caribeño, ejecutan una danza frenética mientras amamantan a unas barracudas sedientas que se habían asomado al muro.


Mi amigo Humberto y yo, atónitos, quietos, sumidos en un silencio y pavor que cabalgaban por nuestros huesos, veíamos tal bacanal con ojos visionarios con los que materializar, pasada la alucinación sin ser devorados por ella, este prodigio.


Pues si perduraba el encantamiento, perduraría también el hechizo de la mano del pintor, la seguridad del trazo, la profundidad de la línea, la irradiación del color, el modelado de la forma, la organización del espacio, la sincronía de la perspectiva, la sinuosidad del proceso de construcción, la sabiduría de lo que se desoculta.


Nos despertamos y emprendimos el rumbo por el callejón del olvido, habiendo perdido a Dionysos Baco por el camino, preguntándonos al final por qué únicamente nos quedó de esta saturnal una sola figura que semejaba nuestra propia imagen entrevista en una pesadilla. ¿Monstruos del ron o de la razón?

26 de marzo de 2008

MODIGLIANI


Fue el Romanticismo el que abrió la puerta al espectador para la interpretación por sí mismo de la obra de arte. El significado íntimo que ella le procuraba tenía tanta legitimación como el que procedía de la fuente institucional o del precepto académico.


Yo me he arrogado y he hecho uso siempre de esta facultad individual que como humano me autoriza a ver y glosar, descifrar y deducir, o simplemente contemplar, sentir y percibir.


Por ello, al mirar la obra de Modigliani, que se está exponiendo en Madrid actualmente, se graba en mí la convulsión de tocar lo inaprensible, pues esos cuerpos femeninos desnudos son pura ficción, pero cuando los veo deseo palpar su resurrección.


Entablas con ellos una lucha de imposibles, intentas que los pequeños rasgos de sus rostros se dirijan solamente a ti, que su carne -cuyo color la hace todo un hemisferio de sensualidad- te apriete apasionadamente.


Mi amigo Humberto y yo lo hablamos recostados en un recodo del malecón, y, entre trago y trago, convinimos en admitir lo que escribió Víctor Hugo:


"Todos los sistemas son falsos, sólo el genio es verdadero".


Ya en el taller, esperábamos que los pinceles y la espátula hubiesen hecho su trabajo, para eso mi amigo les había visualizado previamente unas arquitecturas de viento, pero todo fue inútil, se niegan a realizarlo, argumentan que el ron que les ofrecemos no es suficiente. ¿Cuándo lo será?


25 de marzo de 2008

ORLANDO BOFFILL


Orlando Boffill es otro gran artista cubano, autor de esta enigmática obra, que entre salitres y brisas airadas consuma una odisea plástica plena de claves y rincones recónditos.


Sus lienzos tienen la magia de lo circense, de un espacio poblado como una carpa en la que distintos seres y entes apareciesen de incógnito y nos trasladasen a otras vivencias, a otras inmensidades en donde nuestra imaginación bucease en la irrealidad de lo real.


Y en ese vínculo de abstracciones y formulaciones plásticas con lo contorsionista y lo equilibrista, radica también un aura infantil que conjuga juego y juguete, fusión de misterio y aprendizaje de lo estético.


Y a través de esa práctica estética se vislumbra rastros de esa iconografía de lo egipcio, de lo asirio, esos bajorrelieves que estructuran la majestad estática de lo que se representa y de los jeroglíficos que los sustentan, con la salvedad de que Orlando les imprime la cercanía de lo visible bajo patrones coetáneos a una realidad que nunca deja de asombrar.


Mientras este pintor continúe con su trabajo, lo cifrado del mismo estará ahí para poder descubrirlo -algo que se me antoja imposible- y contemplarlo con la mirada lenta que siempre está exigiendo.


En fin, en esta noche isleña de cánticos para algunos e insomnio para todos, mi amigo Humberto y yo celebramos que haya otro habitante con nosotros que sufrague esta penumbra que sólo deja ver, cuando quiere, una parte de lo invisible. La otra parte la mantiene expuesta a la luz pero no se puede ver porque seguimos ciegos.


19 de marzo de 2008

FLOR DE FANGO


Me he levantado al oscurecer con la belleza de "Flor de Fango" importunándome la retina.


Me fijo una vez más en esa representación de la mujer cautiva cuyo fatal destino es sobrevivir siempre que siga cautivando, que continúe seduciendo. ¿No es esa la razón por la que la mantengo colgada?


No tiene origen ni se llegará a conocer su fin. Únicamente esta imagen dejará un rastro de que existió y de lo que fue. ¿Pero de qué le habrá servido?


Nuestra memoria no la echará de menos aunque pienso que nuestra mirada, sin ser conscientes de ello, se quedará un poco más vacía sin ella.


Incluso en esta ficción de futuro de la que no queremos escapar -es el engaño que más ansiamos merecer-, hasta dejará de ser víctima, se convertirá en mero desdén.


Pero yo persistiré en conservarla para que persiga mis fantasmas diurnos y me castigue por mis incontinencias nocturnas -¿es ésa una de las funciones de la pintura?-. De tenerla ausente se consumarán las ruinas de un edificio que está ya amenazado de ellas.


Mi amigo Humberto me encuentra en el malecón y se lamenta de que ya ha pasado el domingo de ramos, mas yo le espeté: no te soliviantes, todavía nos quedan los domingos de tragos. Y a eso vamos.

18 de marzo de 2008

ESPACIOS


El día amaneció pálido y quizás por eso me haya venido a la mano la angustia de una escritura que sólo pueda dejar silencio en el papel.


Tampoco tengo la mirada iluminada ni expectante en busca de rincones donde se produzca un fenómeno que nos invite a compartir o una experiencia que nos convoque a festejar.


La materia nos ha ofrendado prodigios que hoy nos niega, y únicamente Wifredo Lam, que ya se ha ido, era el que los extraía de las grutas invisibles en las que se guarecían los cimarrones africanos para celebrar cultos que los devolviesen a sus tierras.


Y también nuestros espacios ficticios, para mi amigo Humberto y para mí, se han estrechado tanto que tendremos que aprender a volar para hacerlos más vastos. Las gaviotas del malecón han querido ayudarnos pero era tal el vértigo cuando nos elevábamos que al ver los fondos leprosos decidimos posponer el viaje hasta definir otros rumbos más cálidos.


De esta breve incursión inferimos que la patera era más segura y que ahora, mi amigo Humberto, podría sopesar lo que era una obra de arte y yo estaría en disposición de pintar con su mano buena la botella de ron que nos faltaba, tal era nuestra desesperación sin ella.


Y es que el espacio necesita un principio aunque empiece por el fin.

17 de marzo de 2008

Gregorio Vigil-Escalera Alonso - Red de bloggers Alianzo

Gregorio Vigil-Escalera Alonso - Red de bloggers Alianzo

MANUEL MENDIVE


Cuando hoy nos acercamos al malecón mi amigo Humberto y yo, percibimos un fragor inusual en momentos como los de ahora, que siempre están atravesados por ecos de murmullos clandestinos.


Y nuestra sorpresa fue mayúscula cuando de buena a primeras nos tropezamos con esos oriundos de las profundidades caribeñas que sabíamos que pululaban por los rincones pétreos de la escollera habanera, pero nunca se habían dejado ver.


Únicamente el pintor cubano Manuel Mendive había llegado a atisbarlos, a establecer con ellos un lenguaje que los mostrase como los pobladores ancestrales y milenarios de la isla. Él supo comprenderlos y descubrir su mundo secreto, de cuya revelación en refulgentes imágenes nos ha hecho depositarios.


¿O habría sido mejor dejarlos ocultos para inspirar con ello la fantasía de los que les sucedieron y habitan desde entonces el malecón con la infinita esperanza de ser ellos también pobladores de ese mundo?


Cuando nos vieron a mi amigo Humberto y a mí desaparecieron, al parecer no estábamos investidos de luz sino de penumbra, y eso los hacía sospechar de nuestra entraña insatisfecha.


Entristecidos, bebimos ron impuro hasta el alba, confiando en que la próxima ocasión se acercarían y nos murmurarían como pintar lo que está más allá de esta realidad que nosotros encarcelamos.


UMBRALES INCIERTOS