- ¿Por qué un tribunal de Hamburgo todavía le permite a Hans-Joachim Bohlman entrar en un museo, sala de exposiciones o galería si tiene autorización previa y va con vigilancia?
- Se calcula que los daños ocasionados por este individuo al patrimonio artístico mundial se elevan a mil trescientos millones de euros. Se habló de que era un hombre depresivo, que había sufrido siempre de falta de cariño, lo que le había provocado un miedo irracional y un permanente sentimiento de culpa. En 1.974 una intervención quirúrgica estereotáctica le destruyó el tejido nervioso. Y en el año 1.977 tiró a su mujer por la ventana.
- Su arma preferida era el ácido sulfúrico, con el que arrasó cerca de sesenta cuadros, entre ellos, obras de Cranach, Durero, Rubens y Rembrandt.
- ¿Por qué hacer al arte culpable de su propio infortunio o delirio? No creo que ni él mismo lo sepa, lo que lo hace aún más terrible. Está claro que no ha sido tocado ni por el ángel de la guarda (¿o es un ángel caído?) ni por el sueño de Orfeo del cubano Humberto Viñas.
- Hoy El Malecón tiene una fuerte pesadilla. Una manada de burros le cocean por todo el cuerpo. No hay forma de calmarles, ni siquiera con esas arengas tan pulidas de la que es capaz y que incitan a luchar quietos, no se vaya a mover la isla. Cuando despierta ya estamos lejos mi amigo Humberto y yo, no queríamos ser víctimas propiciatoras de su ira teocrática, sobre todo cuando estábamos todavía a mitad de una botella de ron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario